20 julio 2009

Defensa de la vida, siempre.

Dicen que este vídeo ha causado polémica. Ciertamente, no sé por qué. A todos nos ha horrorizado la muerte del pobre Rayán. Esto es lo normal. Lo que no lo es, es que no horrorice igualmente la muerte de millones de niños antes de que podamos ver sus ojos, su risa, su llanto, su parecido, su sueño...

17 julio 2009

¿Y de lo mío qué?


Observar el espectáculo que supone la negociación del sistema de financiación autonómica incluso el de los Presupuestos Generales del Estado debe de ser un divertimento entretenido para un amigo foráneo. Para un español, sin embargo, no deja de ser un bochorno que clama por encontrar un sistema alternativo que nos evite cada año este penoso trance.

Porque resulta descorazonador (cuanto menos) que las regiones de un país se enfrenten unas a otras, máxime cuando en lugar un sano debate en el que cada Autonomía expusiera sus necesidades y, en función de lo de cada una, se realizara un reparto, lo que ocurre en la práctica es un tira y afloja viciado con el arrojo de piedras verbales sobre absurdas “catalanofobias” o “andalucifobias” (Chaves “inventavit” et dixit) que ni ayudan ni solucionan nada.

Lo cierto es que, dejando a parte la obviedad de que este modelo autonómico es un despropósito se mire por donde se mire, podríamos sugerir algunas reformillas que, si bien no nos solucionan la cuestión, al menos la palien. El ejemplo más evidente de todos es el Senado. Constitucionalmente, es una Cámara de Representación territorial que no lo ha sido nunca, ni siquiera desde su ideación, dado que resulta incongruente pretender que así sea, cuando su elección se produce mediante la misma circunscripción que el Congreso. Eso, si añadimos la circunstancia de que las sábanas que sirven de papeleta para la elección de los “representantes” más bien obstruyen la votación, tenemos lo que tenemos.

Pero es que ni siquiera competencialmente, pues hoy en día el Senado no tiene unas competencias definidas, sino en cuanto al trámite parlamentario de una norma. En la práctica eso se traduce en que del Congreso, la ley pasa al Senado, que si decide no aprobarla, se devuelve a donde vino, pudiendo el Congreso aprobarla de todas maneras, aunque con modificaciones.

Sin embargo, una verdadera Cámara de Representación Territorial debería serlo en cuanto a su composición (representación proporcional de las regiones) y en cuanto a las competencias. Un modelo, por ejemplo, podría ser el norteamericano. De lo que se trataría es que las regiones ahí representadas fueran las encargadas de discutir y enmendar todo lo concerniente al modelo territorial, como los estatutos de autonomía o la financiación. Se evitaría así este circo de cada autonomía tirando del gobierno central y éste concediendo en función de la necesidad partidista (doy primero a los míos y a los que me votan o apoyan). Por el contrario, si fueran todas las regiones las que debieran, ellas solas cara a cara y con la necesidad de obtener el acuerdo de la mayoría, el debate sería mucho más honesto y más técnico, pues se evitaría esa bilateralidad estado-autonomía (partido político, en realidad) que levanta tantas suspicacias y rencores.

Por supuesto, esta no es la mega-solución ni evitaría todos los problemas, pues podríamos hablar del centralismo autonómico al que hemos pasado (de un solo estado centralista a 17 mini-estados centralistas), del nacionalismo egocéntrico, de la solidaridad y de tantas otras cosas que nos llevarían por derroteros (y hojas del Word) mucho más pesados y largos. Así, que, por hoy, dejo ahí mi propuesta, que no es mía, todo sea dicho.

16 julio 2009

Humanamente libres o libremente animales


Antes de ayer recogía en este blog las palabras del Ministro de Justicia sobre la conciencia, pero dada la brevedad del comentario que quise hacer, pasé por alto parte de sus declaraciones. Francisco Caamaño, en las mismas, aseguró que “La libertad religiosa debe moverse dentro los límites de una sociedad democrática”.

Tales palabras no dejan de ser un reflejo del pensamiento imperante hoy en día sobre la democracia. Para el Ministro, este sistema supone un límite a la libertad, lo cual, sin quererlo, nos ha descubierto que la democracia y la libertad de la que hablan no son sinónimos. Y a mí, la verdad es que me gusta que esto quede claro, puesto que se nos ha vendido desde hace décadas la mentira de que la democracia (ésta “democracia”) es la garantía de la libertad y resulta que ahora no sólo no es así, sino que la democracia es un límite a esta libertad. Y es que, para el progresismo, la democracia es un ideal. Sí, un ideal que nada tiene que ver con la libertad sino con la “liberación” del hombre de todo lo que le haga humano, es decir, Dios, la moral, la fe, la razón, la tradición, la familia y la verdadera libertad. De ahí viene el equívoco, pues cuando un progresista o un liberal puro hablan de libertad no hablan sino de esa liberación que supone eliminar todo referente que afecte a las decisiones humanas para que éstas únicamente obedezcan al instinto y al sentimiento (o sentimentalismo, más bien).

Llevamos muchos años por esta senda y los resultados no pueden ser más elocuentes. Primero se quiso eliminar la moral como referente y pauta que determinara universalmente el comportamiento. Así, el libre mercado sin limitaciones morales llevó al abuso, el abuso a la crisis y la crisis, para superarla, a la pérdida de la libertad. También, la educación sin autoridad generó en descontrol y el descontrol, para superarlo, a la pérdida de la libertad. El progreso sin tradición produjo leyes ingenuas y éstas se dejaron agujeros que, para taparlos, hubo que restringir la libertad, con cada vez más leyes y leyes más minuciosamente reguladoras.

La trampa es que los que fueron –y van- en contra de la moral, de la autoridad o de la tradición, como tontos no son, se han dado cuenta de estas consecuencias. Pero, antes de renegar de sus errores, han acabado por asumir que la libertad, a fin de cuentas, no sirve para nada si obstaculiza ese proyecto “humanista” e “ideal” de un hombre sin género, sin Dios, sin verdad absoluta, sin tradición ni cortapisas a sus apetencias. Así, vemos cómo día a día se nos construye una sociedad donde las apetencias, el instinto y sentimientos más primarios constituyen el marco de referencia. La libertad ya no es la consecuencia de la verdad, sino que se llama libertad, precisamente, a la ausencia de una verdad “impuesta”, es decir, a la ausencia de control o templanza sobre los mismos.

No hay que ser muy listo para ver a dónde lleva este razonamiento. Si la verdad “nos hace libres” y al asumir la verdad realizamos un acto único y propiamente humano, al superar los instintos primarios para controlarlos somos libres. Pero si la libertad consiste en la ausencia de “imposiciones dogmáticas”, el hombre ya no debe reprimir su instinto (sobretodo el sexual) y así, como dijo Zapatero, la libertad nos haría verdaderos. Se me ocurre, además, que si el hombre que domina sus instintos, los ordena y se hace dueño de ellos, está actuando de un modo que sólo el ser humano es capaz, quien por el contrario entiende que se debe dar rienda suelta al sentimiento y al instinto para tener libertad, encuentra muy fácilmente un ejemplo en la naturaleza: los animales. Resulta meridiano, por tanto, qué libertad es humana y cuál es animal, y a los animales se les controla y domina. De ahí que al progresismo buenista del que gozamos, tan amante de legalizar experimentos carnales, al final, pretenda regular hasta la forma en la que pensemos. Al fin y al cabo, para ellos, la sociedad no es más que una piara que domesticar.

14 julio 2009

En titulares...

Sé que es un poco chapuza lo que voy a hacer hoy, pero después de un par de semanas de bastante ajetreo laboral quería ponerme un poco al día, así que, como en TV, titulares:

1. El 5 de julio, José Tomás se encerró con 6 toros en Barcelona. Aunque JT no representa mi toreo favorito, he de reconocer que lo del otro día es un hito. Y un apunte: Barcelona, con buenos carteles, se llena. Así que lo de ciudad antitaurina que se lo queden esos políticos aburridísimos y ansiosos de justificar en activismo imaginativo y populista los sueldos sin contrapartida a costa de los ciudadanos. En fin, un poquito de arte:



2. El blog "Creative Minority Report" hizo un buen apunte la semana pasada, comparando el tratamiento mediático a Michael Jackson con el de Sarah Palin. Hombre, un poco forzado el argumento sí que es, pero no deja de ser curioso cómo a un extravagante capaz de suspender a su hijo recién nacido por la ventana de su piso, realizarse cientos de operaciones de cirujía, enganchado a ciertas "sustancias" y acusado de abusos a menores se le trata como a un ídolo de masas. Mientras que se ha vilipendiado, insultado y ridiculizado a Sarah Palin, esposa fiel y madre de varios hijos, uno con síndrome de Down a quien se negó a abortar, mujer trabajadora que llegó a gobernadora de su estado con esfuerzo y tesón, con ideas y "valores" sobre la familia, la religión, la sociedad, la libertad o el buen gobierno que están enraizados en su mayor parte en lo más hondo del ser y raíz de Estados Unidos. Sí, es verdad que Palin es un político. Que Jackson era un genio de la música. Pero no está tan mal traída la comparación (a mi juicio, claro está), porque refleja en buena medida la esquizofrenia que padecen nuestro días.

3. Ahora, dos grandes adalides de la libertad: John Holdren, asesor de Barack Obama en temas científicos y nuestro flamante Ministro de (in) Justicia, Francisco Caamaño. Demos palabra al primero, luego a Caamaño:
- "Los derechos individuales deben ser atemperados por el poder del gobierno para controlar la reproducción humana"; "dada la crisis causada por la superpoblación, leyes razonablemente necesarias podrían ser aprobradas"; "En el mundo de hoy, sin embargo, el número de hijos en una familia es una cuestión de profunda preocupacion pública. La ley regula otros asuntos muy altamente personales. Por ejemplo, no es legal tener dos esposas al mismo tiempo. ¿Por qué no debería haber leyes que prohibiesen tener más de dos hijos?" Vía: Creative Minority Report.

- "Hay que regular la libertad religiosa, pero también la de conciencia";. "La libertad de conciencia no puede ser una excusa permanente para desobedecer la ley" Vía: Infocatólica

En definitiva, un gobierno progresista y "modelno" nos ha de decir lo que tenemos que pensar, los hijos que hemos de tener, los valores que hemos de profesar, la religión que no hemos de proclamar en público, los tipos de familia que hay, qué vida es digna de ser vivida y cuál no, los partidos que hay que votar, el sexo que elegir, el modo de hablar sin "discriminar", la casilla de la Renta que marcar, y así hasta alcanzar la "verdadera libertad" (por cierto, es un argumento muy repetitivo en estos temas, pero no voy a ser menos: lectura recomendada en verano para el Ministro y para el Asesor: "1984" de Orwell o "un mundo feliz" de Aldous Huxley. Y, de paso, un repaso a la política demográfica china o la Rusia de Stalin...)

Y bueno, como tampoco es plan de alargarme más, ahí lo dejo. Y a los que están soportando este julio canicular que nos ha tocado en penitencia a los madrileños, se les haya sumado las zanjas, obras, grúas, ruidos y el trabajo hasta el agosto libertador, un saludo afectuoso.


03 julio 2009

El meeting de la humanidad

Increíble pero cierto. El otro día, en el canal norteamericano FoxNews, ví/oí la noticia de una moda que se está empezando a implantar en California. Se trata de gente que contrata a fotógrafos para que, durante una noche, les persigan y fotografíen cual paparazzis. Los que ofrecen este "servicio" lo venden como un "celeb 4 a day" (es decir, "famoso por un día").

No se me ocurren comentarios que no sean obviedades. Pero me ha recordado un poema de Jacinto Benavente, muy a cuento de lo que le ocurre a esta sociedad enferma:
El meeting de la Humanidad
En el "meeting" de la Humanidad
millones de hombres gritan lo mismo;
¡Yo, yo, yo, yo, yo, yo! ...
¡Yo, yo, yo, yo, yo, yo! ...
¡Cu, cu, cantaba la rana;
cu, cu, debajo del agua! ...
¡Qué monótona es la rana humana!
¡Qué monótono es el hombre mono!
¡Yo, yo, yo, yo, yo, yo! ...
Y luego: A mí, para mí;
en mi opinión, a mi entender.
¡Mi, mi, mi, mi!
¡Y en francés hay un "Moi"!
¡Oh!, el "Moi" francés, ¡ese sí que es grande!
Monsieur le Moi!"
La rana es mejor
¡Cu, cu, cu, cu, cu!
Sólo los que aman saben decir ¡Tú!

02 julio 2009

Historias de la Crisis... (III)


En realidad, la historia que cuento hoy no es propiamente de la crisis “Crisis”, es decir, de la que todo el mundo habla. Lo que hoy cuento podría haber pasado en cualquier momento y ocurre todos los días, pero son de esas historias que, a uno, que le gusta emocionarse, sorprenderse y aprender de las cosas sencillas, le hacen reflexionar.

Ocurrió el pasado viernes. Me disponía a coger el último metro en Madrid. Serían, por tanto, como cerca de la 1.30 de la madrugada. A mi lado, en el banco del andén se sentó una mujer con su niña pequeña. Tenían un aspecto muy modesto y humilde. Eran sudamericanas y la madre tenía aspecto mayor, bajita y con el pelo negro muy largo. Aunque a saber, pues a veces uno se lleva una sorpresa con la edad que se aparenta en Hispanoamérica. La pequeña no paraba de jugar con una cuerda azul, con pinta de haber “barrido” las calles de medio Madrid. Simplemente jugaba a tirarla y que la cuerda quedase extensa. Una y otra vez, la niña, que debía de tener unos cuatro años, no conseguía lanzar lo suficientemente lejos uno de los extremos del cabo como para quedarse satisfecha, para lo cual la madre se afanaba en enseñarle cómo lanzarla. Lo cierto es que era la típica escena que en el metro la gente se queda mirando con media sonrisa boba. A su derecha, otro chico, hispanoamericano también, se sentó. Tenía un aspecto amable, creo recordar que con gafas y ropa discreta. También a él le pareció simpática la escena. La chavalilla inquieta se levantaba, sentaba, tiraba la cuerda y la recogía. La madre le advirtió un par de veces que tuviera cuidado y que no fuera a molestar al “señor” (mal debe de andar la cosa cuando a uno le empiezan a llamar así. Debe de ser la barba, que me hace mayor). Advertiré, además, que la madre tenía aspecto fatigado y así se lamentaba cuando, tras llevar varios minutos esperando, vimos que aparecía en el cartel luminoso la señal de que quedaban 10 minutos hasta la llegada del tren. Entonces, entre las disculpas de la madre porque la niña me diera de vez en cuando con la cuerda y los lamentos por lo que tardaba en llegar el metro, se inició una conversación amigable entre el otro chaval, la madre y un servidor. Una conversación intrascendental pero que discurrió hasta que la mujer le contó al joven que eran de Toledo, habían venido a Madrid por una urgencia de la niña y ahora, cuando pasaban más de la 1.40 de la mañana, debían transportarse en metro hasta la estación de cercanías/regional que les llevara de vuelta a Toledo. El chico y yo nos miramos sorprendidos y admirados.

No sé más circunstancias de la historia. No sé el por qué no había padre ni la causa de la evidente humildad de sus protagonistas. Lo que sí sé es que hay cientos de historias en el mundo en que madres y padres se matan literalmente por sus hijos. Gente sencilla que no se lamenta de las limitaciones que encuentran sino que se enfrentan a ellas con valentía y arrojo. Niños que no poseen Nintendos ni Play Stations pero que son felices con el simple manejo de una cuerda, una peonza o unas canicas. El “primer” mundo ha vivido demasiado tiempo en Matrix. Demasiado hedonismo, demasiada comodidad, demasiado papás y mamás que nos dan lo que queremos, demasiada inmediatez, demasiado exceso y demasiada mentira. Es hora, y de algo ha de servir la crisis, de recuperar unas pocas virtudes anti-crisis: la laboriosidad, la templanza, la modestia, la humildad, el sacrificio y la renuncia de uno mismo por el bien común. Y si volviéramos a Dios… ¡Ay cuánta paz, si volviéramos a Dios!