20 septiembre 2009

Por una fructífera defensa de la Vida.


Todo el movimiento Pro-Vida está calentando motores de cara a la manifestación que tendrá lugar en Madrid el próximo día 17 de octubre. No sé si es momento o no de plantear un debate sobre el estado en que se encuentra dicho movimiento, dado que ante las circunstancias que nos atenazan pareciera como si la única actitud posible fuera la de "cerrar filas" y hacer piña. Sin embargo, creo conveniente y honesto recuperar la reflexión que ya traje a este blog, con bastantes argumentos (I, II y III), después de la pasada concentración por la Vida en febrero pasado y decir, una vez más, que me parece un tremendo error el punto de partida "laico" y agnóstico de la manifestación. Cuando no, resulta vergonzante viendo el listado de organizaciones convocantes, prácticamente todas de origen católico, incluso alguna bajo la advocación de Nuestra Madre Santa María. ¿Quién puede tomar en serio a un grupo de personas que esconden con complejos lo que son, cuando todo el mundo sabe perfectamente qué es lo que son?

Luego está lo de los objetivos. Pareciera como si este holocausto hubiera sido provocado por el presidente Zapatero, cuando tiene su origen en una ley que lleva más de 20 años en vigor.

Y es que, a pesar del tono positivo ("en defensa de la Vida, la mujer y la maternidad") y el miedo a provocar que hay en quienes representan al movimiento Pro-Vida, lo que subyace en general en todo el conservadurismo español (es decir, "la-derecha-de-toda-la-vida") es un rancio pesimismo paralizante y esclerótico cada vez más inútil. "Zapatero nos está llevando a la ruina", "vamos de mal en peor" o "esto hay que pararlo como sea" son sus eslóganes más repetidos. No se dan cuenta de que, a fuerza de intentar correr detrás para pararlo, como no llegan, acaban por recorrer el mismo camino que su enemigo, pero más despacio.

Como siempre me gustó que los profesores ilustrasen sus explicaciones con ejemplos concretos, ahí va lo que ha dicho Ignacio Arsuaga, presidente de "HazteOír.org":
"Con su ley, Zapatero pretende suprimir el derecho a vivir de los que van a nacer"
A ver si nos enteramos. Eso ocurrió ya ¡en 1985!

Ante todo ello, propongo una buena dosis de realismo en forma de antídoto para recuperar el optimismo y la fertilidad ("por sus frutos los conoceréis"). Para empezar, eso de que vamos a la ruina, habría que ver si es que de tanto anunciarlo no hemos visto que llevamos ya mucho tiempo arruinados, que es lo que yo creo. Lo de Pozuelo, lo de Marta del Castillo, la crisis económica, la mediocridad intelectual, humana y moral de los partidos políticos, el terrorismo, el aborto, y un gran etcétera, no son grietas de algo que se cae, sino las réplicas de un terremoto que ya pasó. Entre anunciar que el mundo se cae y reconocer que ya cayó y hay que volver a sembrar, hay un cambio sustancial. El primero grita, es estéril y de su pavor no escapa. El segundo es sereno y sabe que es hora de poner los verdaderos cimientos en pie, que será lo que dé fruto. Por eso, me gustaría que los católicos en la sociedad empezásemos a entender que , si despertamos del Mátrix en que vivimos, tenemos todas las que ganar, pues el mundo que se empezó a levantar en 1789 es un mundo en ruinas. La batalla no está en parar la nueva ley del aborto, ni siquiera de optar por un mal "menor", porque el mal instalado es tan corrosivo que no hay ya, gracias a Dios, por dónde recuperarlo. La batalla, entonces, está en volver a colocar los cimientos de una verdadera cultura de la Vida en una sociedad que acepte humilde que su origen está en Dios y no en el hombre disfrazado de dios. Y para ello, hablemos claro, no vale ni la propia Constitución. Los que se escandalizan de que el Consejo de Estado (ver dictamen) haya dicho que la nueva ley es constitucional se olvidan de que el aborto ya lo fue en 1985, de que también es constitucional la farsa de las uniones gays, que exista un ataque tan virulento contra la sociedad como es el divorcio, que España sea una nación y no lo sea al mismo tiempo, o que se persiga la Fe de tal manera que su expresión pública acabe siendo condenada hasta por los que la profesan ("no mezclemos").

En fin, que a pesar de todo, supongo que allí estaremos defendiendo la Vida. Y defenderé la Vida porque es Dios su autor. Diré que me da igual parar esta ley si no se deroga la otra. Que sin Dios nada se puede construir. Que ilusos, ingenuos, soberbios y tontos seremos si pensamos que callando a Dios lograremos lo que sólo Dios puede hacer: regenerar el mundo.

Pd.: podría haber tocado otro tema muy relacionado e importante, el de la utilización política por quienes dicen ser judíos militando en las SS (i.e. apoyar la Vida y la actual ley del aborto), pero creo que ya se ha dicho todo.

05 septiembre 2009

Sanidad y Aborto en EEUU


Estos meses está teniendo en Estados Unidos un vivo e importante debate sobre la reforma de la Sanidad impulsada por la Administración Obama. Una reforma cuyo último objetivo es convertir la Sanidad en un derecho universal para todo ciudadano, de modo que nadie quede sin cobertura médica en caso de necesidad. En particular, la reforma viene defendida por el argumento de que sea cual sea la clase social a la que pertenezca una persona, tal circunstancia no constituya un obstáculo para su acceso al sistema sanitario.

Cuando he leído la declaración de los Obispos de Kansas sobre la reforma sanitaria impulsada por Obama (que tiene mucha más enjundia que lo anterior), lo primero que pensé fue: ¡qué bien y qué claridad!; luego, me he venido abajo y he pensado ¿lo entenderán (aquí o en EEUU)?, porque casi que oía las voces de la polarización sistémica exclamando su indignación, pues entre la dicotomía - Reforma Obama u ObamaCare (sinónimo de: sanidad para todos, qué buenos somos los Demócratas, vamos a arreglar el mundo, nos preocupamos por los pobres y financiamos abortos sin que se oiga mucho) vs. oposición Republicana (sinónimo de: inmovilismo capitalista, elitismo de clase alta, desprecio por los pobres), al alertar sobre los peligros de la reforma Obama, los Obispos norteamericanos, históricamente alineados con la parte más social del Partido Demócrata, habrían optado por la segunda:
"El derecho de todo individuo a la Sanidad no supone necesariamente la obligación por parte del gobierno de proveerla. Aún en nuestra cultura norteamericana, la doctrina católica sobre el "derecho" a la Sanidad se confunde a veces con las estructuras de "los derechos". La enseñanza de la Iglesia Universal nunca ha sugerido la socialización de los servicios médicos. Más bien, la Iglesia ha afirmado el derecho de todo individuo al acceso a aquellas cosas necesarias para el sostenimiento y ciudado de la vida humana, al mismo tiempo que ha insistido en la responsabilidad personal de todos de velar adecuadamente por su propia salud."
Es éste un buen punto, que podría aplicarse a infinidad de temas en los que el principio de subsidiariedad es, literalmente, pisoteado y dejado de lado. Pero en fin, lo más espeluznante y peligroso del ObamaCare no es otra cosa que la de servir de subterfugio para fines mucho más oscuros:
"Muchas de las propuestas reducirán la protección de la vida y dignidad humanas, transformando los costes sanitarios y su provisión en una burocracia gubernamental centralizada. La centralización conlleva el riego de la pérdida de la responsabilidad personal del enfermo y la burocracia ampliada al final conduce a costes mayores."
Todo ello no pasaría de mero alarmismo si no supiéramos quiénes son los que están entre las bambalinas ideológicas de la reforma. Volveré a citar en este blog a quien es el Asesor en temas científicos del presidente Obama, John Holdren:
"En verdad, se ha concluido que leyes imperativas sobre el control de la población, incluyendo incluso el aborto obligatorio, podrían caber bajo la vigente Constitución, si la crisis poblacional llega a ser lo suficientemente severa como para poner en peligro la sociedad."
Podríamos preguntar si la paulatina reducción de las esferas de responsabilidad y libertad personales y la siempre coincidente apuesta por facilitar la comisión del grave delito de feticidio (llamado en Matrix "derecho reproductivo") tiene algo de casualidad. Para ello, podríamos preguntarle a Holdren, o bien podríamos habérselo sacado al difunto Ted Kennedy, cuya defensa de la Vida se vino repentinamente trocada por su ferviente defensa del abyecto crimen abortista, al tiempo que lideraba y abanderaba la promoción de la Reforma Sanitaria que el mesías Obama ha venido a conceder a la sociedad norteamericana.

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Los textos en inglés los he obtenido de los blogs Creative Minority Report y de Catholic Culture.

01 septiembre 2009

On the road again...


Ahora que los usuarios del Metro de Madrid ya no somos vulgares "viajeros" sino distinguidos "clientes" la vuelta al día a día matritense no resulta tan dura. O eso quiero creer.

Lo cierto es que el veranó ya acabó y la rutina diaria se convierte en realidad de nuevo para recordarnos, empecinada, que el hombre está hecho ut operaretur (Gen. 2,15). Es bueno recordar que la necesidad de trabajar no es consecuencia del pecado original sino que es constitutiva de nuestra propia naturaleza. La resistencia al trabajo sí sería fruto de aquél que tomaran nuestros primeros padres, así que no queda otra que pensar en ello y lanzarse a la gran tarea de ser milites Christi, y no simples viandantes que pasan deprisa y corriendo no sea que nos pille la gripe (la A, la B o la Z).

El caso es que el nuevo curso se antoja movidito. Para empezar, crisis, gripe, impuestos, estatut, el PP que oye voces, y un tema muy serio, el más serio de todos: el aborto.

Y bien, habrá tiempo de ir comentando. Únicamente me voy a referir a una noticia de la que me he enterado esta semana, vía Pensar Por Libre de D. Enrique Monasterio. Se trata de la muerte de D. Jesús Urteaga, sacerdote a quien no conocí pero de quien siempre he escuchado hablar, incluso de quienes le conocieron de cerca. Yo me leí a los 14 años uno de sus libros: "el valor divino de lo humano", del cual el Embajador extraía esta semana (sin conocer en principio de su fallecimiento) unos párrafos. Sinceramente, recuerdo poco de ese libro. Sí recuerdo que me impresionó su estilo, un tanto barroco a veces pero cuyo mensaje de fondo era bien sencillo: que todo lo humano es de Dios y a Dios hay que ofrecérselo como quien realiza el mejor de los presentes a un gran Rey. Con el tiempo, he releído partes que me han vuelto a impresionar, cada vez con mayor significado. No es la primera vez que lo prometo, pero algún día de estos lo cumpliré: me lo volveré a leer. Entre tanto, haré caso a D. Enrique y me encomendaré a él.

Pd.: para celebrar la vuelta a la carretera que nos lleva a ser libres hoy, quería poner un vídeo mejor de la genial canción de Willie Nelson "On the Road Again". No la encuentro por ningún lado, salvo directos y otras versiones que no son la original. Supongo que los malditos copyrights tendrán la culpa. En fin, ahí va: