15 febrero 2010

La conquista de México y dos libros

Este fin de semana me he terminado el libro "el dios de la lluvia llora sobre México", del escritor húngaro László Passuth. Ha sido mi segunda lectura histórico-novelesca sobre la conquista de México por los españoles. La primera fue "el corazón de piedra verde" de Salvador de Madariaga, en junio de 2009. Son dos libros distintos y complementarios que requieren valoraciones de distinta naturaleza, aunque recomiendo encarecidamente la lectura de ambos. El de Madariaga me resultó de lectura más trepidante desde el principio y, desde un punto de vista literario, magistral y difícil de dejar. Cada capítulo de la novela te adentra en el mundo de la España del siglo XVI o de la vida en Anáhuac antes de la llegada de Hernán Cortés, a través de Alonso Manrique, desde Castilla y Xúchitl, hija del rey Nezahualpilli, desde Texcoco, hasta el encuentro entre las dos civilizaciones, personificadas en ambos. En el que me acabo de leer, la trama prescinde de historias como la de Alonso y Xúchtil en "el corazón de piedra verde" y se atiene mucho más a los hechos históricos, en un estilo más puramente narrativo, teniendo Hernán Cortés el máximo protagonismo de la trama, sin las introspecciones de los personajes con que Madariaga enriquece su libro. En el de Passuth destaca, desde mi punto de vista, la visión general de la Conquista, sin dejar por ello de detenerse en los grandes "pequeños" acontecimientos de la gran empresa española. El libro es conocido, en especial, por la descrición de la Noche Triste, aunque a mí me fascinó mucho más la de la batalla de Otumba, cuando los españoles, huidos desde Tenochtitlán perdiendo todo el oro y en peligro todo el esfuerzo de años de penalidades, guerras y hambre, fueron alcanzados por los Aztecas en un intento de acabar definitivamente con ellos, en su huida hacia Tlaxcala, ciudad aliada de España -y vencieron. Tampoco tienen exclusión en el libro las miserias personales de los hombres que, empero, encabezaron tan heróica proeza de conquistar todo un imperio como el Azteca para el rey Don Carlos y el servicio a un pueblo para la fe de Cristo. Eran hombres guerreros, rudos y, en más de una ocasión, desesperados que, no obstante, quedaron horrorizados por las imágenes diablescas de sus deidades y la insaciable sed de sangre y brutalidad con que aplacaban su ira. La ambición por el oro y la flaqueza de la carne se hacen presentes en la novela, como también las denuncias de Fray Bartolomé de las Casas respecto de los abusos de algunos españoles tras la Conquista. En cualquier caso, son los españoles quienes protegen y salvan a los indios, e indignos de llamarse tal quienes abusaron de ellos.

El hilo conductor de "el dios de la lluvia llora sobre México" pende de la vida de Hernán Cortés, desde el primer día que acude, llevado por su padre (un hidalgo, veterano en la lucha contra el moro al servicio de los Reyes Católicos) a la universidad de Salamanca, en la que es alumno del profesor Nebrija, pasando por sus correrías en su natal Medellín y su labor en La Española que, apenas unos años antes, pisara por primera vez el Almirante Colón. Igualmente, su partida hacia México-Tenochtitlán, a pesar de los intentos de Moctezuma por que no avanzase hasta la ciudad. Todo ello, siempre bajo la firme convicción de servir al rey Don Carlos y ganar almas para Cristo, con la compañía fiel y mediadora de Malinalli o, en su nombre de bautizada, doña Marina, que alumbró al primer mestizo, Martín Cortés. Tan vocación de servicio se pone de manifiesto en que Cortés, al tocar España de nuevo, tras 25 años de conquista, se recluye en un monasterio franciscano unos días de penitencia por sus pecados y los errores cometidos, entre ellos, la autorización de la tortura y la muerte en Honduras de Cuauhtémoc, pero con la conciencia de haber servido de instrumento a Dios y a España en la conquista de un Nuevo Mundo.

Cuento todas estas cosas que son conocidas por todos o, si no, buena ocasión es leerse el libro y aprender una de las páginas más gloriosas de la historia de España al tiempo que uno disfruta de una lectura amena, entretenida y útil. Escrito por un húngaro, nos muestra en qué consistió este gran hito español: cómo fue y los ideales más altos (y también los bajos) que la impulsaron. "El corazón de piedra verde", más novelesco, pero cargado de conocimiento de la cultura Azteca (sus ritos ancestrales y sanguinarios) y de los resortes más profundos de la fe católica vivida por un español, nos aporta una visión más profunda a la par que amena, y más centrada en el contraste entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

No serán estos dos los últimos libros que me lea sobre México, un país al que me une un cariño especial, aunque sea en otra ocasión cuando cuente mi historia personal con el país de Guadalupe, del indio Juan Diego, y obra hermosa de extremeños, vascos, castellanos y españoles todos. Como tampoco dejaré de interesarme por toda la Empresa que para Dios ganó España en América.

08 febrero 2010

El curro

Una pista de por qué no he actualizado el blog en una semana:
Dice lo siguiente:

J: Como de costumbre, ayer trabajé hasta media noche, Mamá.

MAMÁ: Bueno, al menos ganaste dinero extra.
J: No me pagan por las horas extra.

MAMÁ: Bueno, al menos fue por trabajo importante.
J: No mucho.

J: Mi jefe me mandó cambiar algunas diapositivas de una presentación, pero los cambios la empeoraron.

MAMÁ: Al menos vas preparado para la reunión.
J: Se ha cancelado.

J: Pero da igual, porque no van a financiar la operación.

MAMÁ: O sea, que has trabajado gratis para empeorar la presentación para una reunión que no tendrá lugar y una operación que no va a salir adelante...
J: Sip

MAMÁ: Ah! debes de trabajar en un despacho de abogados.

Pd.: Que conste: todo parecido con la realidad es pura coincidencia, y los cambios de los jefes siempre son para mejorar el trabajo, que uno no pasa de principiante.

02 febrero 2010

Edulcoración cristiana

Ya que últimamente no voy muy sobrado de tiempo, me conformo con compartir lo que otros, mucho mejor que un servidor, nos deleitan en sus blogs. El de hoy es el de Fray Rabieta, todo un descubrimiento argentino que, en la entrada de ayer, se despachaba con sus feligreses de esta guisa:
Esto se me está haciendo largo, pero no hay más remedio, tan estúpidos son los cristianos de nuestro tiempo—como los de la Parroquia de al lado que piensan que con tratarnos todos dulcemente se arregla todo. Y de ahí su horror ante la Inquisición, que le ahorró a España miles de muertes en guerras religiosas en el resto de Europa, su escándalo ante las Cruzadas, las gestas de la caballería o los ejércitos papales. Pero no se escandalizan, se les hacen los dedos huéspedes con la desecración litúrgica, con el genocidio encubierto de un aborto por segundo, con las dos bombas atómicas arrojadas sobre poblaciones civiles ni con los homosexuales ¡adoptando chicos! (En USA un juez dijo que era perfectamente legítimo, a menos que fumen).
No obstante, pásense y leas la entrada completa (aunque les advierto de que, como se suele decir, no es apta para cardíacos).

* Pd.: Para mis coetáneos logsianos: Edulcorar: 3. Embellecer o mejorar falsamente algo.