28 febrero 2011

Pensamiento al aire sobre la (necesaria) Confesionalidad

Se me ocurre, rescatando aquel paralelismo con la íntima y esencial unidad -que no confusión- entre alma y cuerpo en la persona, que atribuir el deber de adorar y confesar a Dios a la Iglesia pero negarlo al Estado, es equivalente a justificar una fe despojada de piedad -de obras-; a pretender una Gracia sin Sacramentos; una esquizofrenia, en fin, injustificable para cualquier católico, que sabe y conoce, como reza la sabiduría popular, que cuando no se vive como se piensa se acaba pensando como se vive. Concluyo esta pequeña reflexión deduciendo de ello que, siendo necesario que el cuerpo obedezca a la confesión de fe que el alma realiza -acto interior o espiritual-, poniéndose de rodillas -acto exterior o terrenal-, así el Estado que no quiera perderse por caminos de impiedad, ha de confesar a Dios, Fuente de Gracia y Amor, Salvación y única paz entre los hombres.

15 febrero 2011

Libros de D. Francisco Canals Vidal

Últimamente la cosa va de libros. Lo cierto es que hacía tiempo que quería hablar de uno que leí antes que el de Menéndez Pelayo: "Catalanismo y tradición catalana", del profesor D. Francisco Canals Vidal (Barcelona, 1922-2009). Del mismo autor, esta semana me terminé "Política española: pasado y futuro". Como recomiendo ambos encarecidamente, los comentaré lo más someramente que mi capacidad de síntesis pueda.

A) "Catalanismo y tradición catalana". Es un libro erudito desde el punto de vista histórico y filosófico, denso en algunos puntos pero nada largo (152 páginas) cuya idea fundamental es señalar las verdaderas raíces de Cataluña como el pueblo que se levantó hasta siete veces en cien años contra el Estado liberal y las ideas de la Revolución Francesa. Resulta por ello totalmente contrario a la verdad histórica situar la "desfeta" del 11 de septiembre de 1714 como el hito en el que la "España contraria a la idiosincracia catalana" impusiera su uniformidad, constituyendo así la derrota el punto histórico en el que el nacionalismo encuentra el agravio legitimador de sus aspiraciones. Porque fueron precisamente los botiflers finalmente victoriosos los portadores de las nuevas ideas ilustradas que venían a sacar a España del "oscurantismo medieval" y del orden cristiano y tradicional de las Españas. Así, en el orden de las ideas, la Ilustración fue precursora de la Revolución y del nuevo estado que prendió la mecha en toda Europa de las ideas nacionalistas. Por tanto, como diría Rovira i Virgili, los auténticos herederos de aquellos que defendieron la idiosincracia catalana frente a las ideas foráneas serían precisamente "los carlistas de la montaña catalana", aquellos que tantas veces han defendido el orden foral y tradicional, profundamente enraizado en lo auténtico del ser español. Resulta ilustrativo, y con esto acabo el resumen del libro, que los primeros autores de la Renaixença, escribieran principalmente en castellano y no en catalán.

B) "Política española: pasado y futuro". Personalmente, con ser un libro más largo y de temática más amplia, me ha encandilado mucho más que el anterior. O precisamente por ello. Se trata en su mayor parte de artículos publicados en Cristiandad y Verbo, en el que Canals analiza la política española del momento (desde los años 50 hasta 1977) y del pasado con una altura intelectual extraordinaria. Es difícil establecer un hilo conductor del libro, por su carácter de selección, pero destacaría sus artículos sobre la Universidad y las manipulaciones del marxismo en ella; magistral y muy reveladora la parte del principio en la que analiza el maniqueísmo subyacente en la división liberal de izquierdas y derechas (casi diría que solo leer esta parte el libro ya ha merecido la pena), su crítica del "derechismo" y de los principios de teoría política que analiza. Muy enjundiosa, y para mí la parte que mayor densidad posee, la parte en la que analiza la devoción al Sagrado Corazón de Jesús como eficacísimo antídoto al descreimiento actual de la sociedad española. Creo que merece mucho la pena leerse por la altura intelectual del análisis, sin despegarse en cambio de sus concreciones. Es, en definitiva, un libro que aporta "instrumentos" para poder analizar la política desde la realidad de las cosas, tal cual son, sin ideología sino con doctrina (que es algo muy distinto). Por cierto, que muy recomendable su artículo "Por qué descristianiza el liberalismo".

El siguiente de Canals será, seguramente, "Mundo histórico y Reino de Dios". Ya os contaré.

10 febrero 2011

La Historia de España (textos de Menéndez Pelayo)

Hace unos meses me terminé la "Historia de España", de don Marcelino Menéndez Pelayo. En realidad, de él son los textos, en mayor medida de su gran obra "Historia de los heterodoxos españoles", pero se trata de una recopilación realizada por Jorge Vigón en los años 30.

La primera impresión que me llevo, la fundamental, es que en algún momento le habré de hincar el diente a los tomos de los "Heterodoxos" (otro/s libro/s más en cola), pues ya con su lectura uno no puede sino admirar la erudición y sapiencia del gran polígrafo cántabro.

Entrando en materia, destacaría los siguientes puntos, bien por razón de su importancia relativa en cuanto al conjunto de la historia de España, o por un interés subjetivo que en mí ha despertado su lectura:

a) Interesantísimo me pareció, por mis lagunas imperdonables sobre este periodo histórico (lo reconozco), el análisis que don Marcelino desarrolla de la sociedad española de los siglos XII y XIII; y, muy especialmente, el retrato del gran rey de CastillaFernando III el "Santo".

b) Profundísimo análisis y magistral lección de historia (y del ejercicio de la profesión de historiador), sobre la controvertida -y desconocida- Inquisición española. De lectura obligada -en mi modesto entender-, sea en este libro, suelto o, para los valientes, en los Heterodoxos.

c) Conveniente recordar la persecución religiosa en España. Asociamos muchas veces con este término el ominoso periodo de la II República. Pero la quema de conventos, asesinato de sacerdotes y fieles católicos, por no hablar del expolio de las desamortizaciones, vienen de mucho más atrás. Lo que ocurriera desde 1833 en adelante (con raíz en 1812), es interesante recordarlo, para que tomemos conciencia.

d) Menéndez Pelayo no elude ningún tema espinoso, ni siquiera el de la relación entre cristianos y judíos o entre cristianos y musulmanes. Bastante ecuánime y riguroso en datos y presentación de los mismos.

En conclusión: si estás convencido de que vas a leerte los Heterodoxos (y más si los has leído), no lo leas. Pero si no sabes si leerlos o no quieres (allá tú), entonces es un buen parche a esta laguna. En mi caso, antes o después, leeré los Heterodoxos...