05 septiembre 2009

Sanidad y Aborto en EEUU


Estos meses está teniendo en Estados Unidos un vivo e importante debate sobre la reforma de la Sanidad impulsada por la Administración Obama. Una reforma cuyo último objetivo es convertir la Sanidad en un derecho universal para todo ciudadano, de modo que nadie quede sin cobertura médica en caso de necesidad. En particular, la reforma viene defendida por el argumento de que sea cual sea la clase social a la que pertenezca una persona, tal circunstancia no constituya un obstáculo para su acceso al sistema sanitario.

Cuando he leído la declaración de los Obispos de Kansas sobre la reforma sanitaria impulsada por Obama (que tiene mucha más enjundia que lo anterior), lo primero que pensé fue: ¡qué bien y qué claridad!; luego, me he venido abajo y he pensado ¿lo entenderán (aquí o en EEUU)?, porque casi que oía las voces de la polarización sistémica exclamando su indignación, pues entre la dicotomía - Reforma Obama u ObamaCare (sinónimo de: sanidad para todos, qué buenos somos los Demócratas, vamos a arreglar el mundo, nos preocupamos por los pobres y financiamos abortos sin que se oiga mucho) vs. oposición Republicana (sinónimo de: inmovilismo capitalista, elitismo de clase alta, desprecio por los pobres), al alertar sobre los peligros de la reforma Obama, los Obispos norteamericanos, históricamente alineados con la parte más social del Partido Demócrata, habrían optado por la segunda:
"El derecho de todo individuo a la Sanidad no supone necesariamente la obligación por parte del gobierno de proveerla. Aún en nuestra cultura norteamericana, la doctrina católica sobre el "derecho" a la Sanidad se confunde a veces con las estructuras de "los derechos". La enseñanza de la Iglesia Universal nunca ha sugerido la socialización de los servicios médicos. Más bien, la Iglesia ha afirmado el derecho de todo individuo al acceso a aquellas cosas necesarias para el sostenimiento y ciudado de la vida humana, al mismo tiempo que ha insistido en la responsabilidad personal de todos de velar adecuadamente por su propia salud."
Es éste un buen punto, que podría aplicarse a infinidad de temas en los que el principio de subsidiariedad es, literalmente, pisoteado y dejado de lado. Pero en fin, lo más espeluznante y peligroso del ObamaCare no es otra cosa que la de servir de subterfugio para fines mucho más oscuros:
"Muchas de las propuestas reducirán la protección de la vida y dignidad humanas, transformando los costes sanitarios y su provisión en una burocracia gubernamental centralizada. La centralización conlleva el riego de la pérdida de la responsabilidad personal del enfermo y la burocracia ampliada al final conduce a costes mayores."
Todo ello no pasaría de mero alarmismo si no supiéramos quiénes son los que están entre las bambalinas ideológicas de la reforma. Volveré a citar en este blog a quien es el Asesor en temas científicos del presidente Obama, John Holdren:
"En verdad, se ha concluido que leyes imperativas sobre el control de la población, incluyendo incluso el aborto obligatorio, podrían caber bajo la vigente Constitución, si la crisis poblacional llega a ser lo suficientemente severa como para poner en peligro la sociedad."
Podríamos preguntar si la paulatina reducción de las esferas de responsabilidad y libertad personales y la siempre coincidente apuesta por facilitar la comisión del grave delito de feticidio (llamado en Matrix "derecho reproductivo") tiene algo de casualidad. Para ello, podríamos preguntarle a Holdren, o bien podríamos habérselo sacado al difunto Ted Kennedy, cuya defensa de la Vida se vino repentinamente trocada por su ferviente defensa del abyecto crimen abortista, al tiempo que lideraba y abanderaba la promoción de la Reforma Sanitaria que el mesías Obama ha venido a conceder a la sociedad norteamericana.

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Los textos en inglés los he obtenido de los blogs Creative Minority Report y de Catholic Culture.

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