Los de El Mundo.es ya han interiorizado, antes de su aprobación definitiva, el espíritu y contenido de la nueva legislación abortista. Ya consideran el aborto un derecho, cosa que hoy, en el (des)ordenamiento (anti)jurídico que tenemos en teoría no es así. Comienzan así una noticia que se titula "La Conferencia Episcopal plantea que el aborto sea considerado 'delito'" (la negrita es mía):
Los obispos dan un paso más en su ofensiva contra la nueva Ley del Aborto y, por boca de su portavoz, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, aseguran que la interrupción voluntaria del embarazo (sic) no sólo es un pecado "gravísimo", sino también "un delito".
A ver, pedrojota (que es el último responsable), ¿qué ofensiva?, ¿qué "nuevo" paso? ¿qué interrupción "voluntaria"? ¿cómo que "aseguran"? ¿cómo que gravísimo entre comillas?
Parece mentira tener que decir esto pero, señores autodenominados "periodistas", el aborto es delito ahora mismo. El Código Penal, (Título II "del aborto", Libro II de los "delitos y sus penas") así lo contempla, aunque este delito contra las personas haya quedado en prácticamente nada con la introducción, tras el "permiso" del Tribunal Constitucional en 1985, de los supuestos "despenalizadores" que se introdujeron en el artículo 417 bis de la redacción del Código Penal anterior a 1995. O sea, que delito ha sido siempre. Una vez más, a juzgar por la pseudo información que nos ofrecen, o bien son ustedes (tómese el Ud. como muestra de distancia, no de respeto) unos ignorantes indignos de ejercer la profresión, o bien son unos canallas hijos de la mentira y la manipulación, es decir, de nuevo, indignos de ejercer la profesión, o ambas cosas, que es lo que se desprende de lo dicho.
Y aprovechando, no está de más repetir que el derecho a la Vida casi se vació de contenido en 1985. Lo que ahora se pretende es recoger sus restos porque eso de que sea delito incomoda, sobretodo a las clínicas asesinas que, aunque ya matan a su antojo, eso del delito y de la posible (si bien improbable) investigación del flagrante fraude que suponen sus certificaciones "médicas" les causa mal rollo. De lo que se trata es de forrarse y matar sin una mosca cojonera detrás de la oreja mientras emborrachamos a las mujeres con palabras de derechos, autodeterminación y elección. Del pecado hay que hablar también, aunque aquí, si bien es importante, no está tan en primer plano, pero no por menor relevancia o importancia (al contrario), sino porque el pecado ya fue cometido cuando, hace 24 años, empezó de modo oficial la masacre. Que hablen de ofensiva a los niños muertos, a las madres cuya vida ha sido para siempre desgarrada con el pesar y la culpa del pecado de acabar con la vida de sus entrañas. Que nos digan a todos quién da pasos en su "ofensiva", si las hordas de la muerte o quien defiende hasta la Vida del más desgraciado.
Como nos recuerda siempre el blog "La Iglesia en la prensa", cuando de Dios y la Fe se trata, la información no es lo que más abunde, más bien al contrario. Veracidad, rigor y buena fe son algo diametralmente opuesto a la praxis de nuestros "informantes religiosos", aunque como ya decíamos el otro día, el mal se extiende por el periodismo.
Pd.: leo también que Mtnez. Camino opina que 'Este proyecto de ley empeora la situación anterior'. Mientras haya mundo, todo es susceptible de empeorar y empeorar. Lo relevante es que nos demos cuenta de que, llegados a un punto, eso está de más. Cuando el mal es tan grande, el combate ha de ser frontal, no de soslayo.
Y aprovechando, no está de más repetir que el derecho a la Vida casi se vació de contenido en 1985. Lo que ahora se pretende es recoger sus restos porque eso de que sea delito incomoda, sobretodo a las clínicas asesinas que, aunque ya matan a su antojo, eso del delito y de la posible (si bien improbable) investigación del flagrante fraude que suponen sus certificaciones "médicas" les causa mal rollo. De lo que se trata es de forrarse y matar sin una mosca cojonera detrás de la oreja mientras emborrachamos a las mujeres con palabras de derechos, autodeterminación y elección. Del pecado hay que hablar también, aunque aquí, si bien es importante, no está tan en primer plano, pero no por menor relevancia o importancia (al contrario), sino porque el pecado ya fue cometido cuando, hace 24 años, empezó de modo oficial la masacre. Que hablen de ofensiva a los niños muertos, a las madres cuya vida ha sido para siempre desgarrada con el pesar y la culpa del pecado de acabar con la vida de sus entrañas. Que nos digan a todos quién da pasos en su "ofensiva", si las hordas de la muerte o quien defiende hasta la Vida del más desgraciado.
Como nos recuerda siempre el blog "La Iglesia en la prensa", cuando de Dios y la Fe se trata, la información no es lo que más abunde, más bien al contrario. Veracidad, rigor y buena fe son algo diametralmente opuesto a la praxis de nuestros "informantes religiosos", aunque como ya decíamos el otro día, el mal se extiende por el periodismo.
Pd.: leo también que Mtnez. Camino opina que 'Este proyecto de ley empeora la situación anterior'. Mientras haya mundo, todo es susceptible de empeorar y empeorar. Lo relevante es que nos demos cuenta de que, llegados a un punto, eso está de más. Cuando el mal es tan grande, el combate ha de ser frontal, no de soslayo.
4 comentarios:
Tienes mucha razón, Jorge. Pero no olvides que sin esa casta periodística no hubiera sido posible traer a España ni ese "derecho" al aborto ni otro smuchos "derechos" que hoy disfrutamos en este oasis de libertad.
Como dicen los franceses, il va de soi.
Hombre, Seneka, los periodistas han sido cómplices directos de la transformación de España en el siniestro engendro que es hoy. Éstos son hechos innegables.
Ahora bien, no veo por qué la profesión periodística haya de ser intrínsecamente mala, ni que ello vaya "de suyo" (si es lo que te entiendo). Lo es en este sistema "que nos hemos dado", pero una profesión que tiene como objeto (teórico, al menos) la verdad y la información constituye un medio idóneo para favorecer "que todos se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad".
En todo caso, mira, ahora que lo dices, sería interesante darle una vuelta al papel que tendrían los periodistas en una sociedad tradicional.
El papel de los periodistas en cualquier sociedad es el de colaborar en la transmisión de la verdad (la verdad de lo cotidiano, si se quiere).
Algo que está lejos de ser el objetivo de la inmensísima mayoría de los periodistas que ejercen hoy en el mundo entero. Ya lo avisó JPII a los jóvenes en USA. y lo repitió hasta 5 veces seguidas.
Lo realmente perverso del periodismo español es que todo el chiringuito está montado para mantener este teatrillo. Y esto no es una opinión al albur de mis experiencias, sino la conclusión (muy temprana, por cierto: de los primeros años de la transición) extraída en 3 conversaciones con algunos destacados profesionales del momento. La realidad se ha encargado de corroborar (y con creces) aquellas postreras certezas.
Pues no puedo más que darte la razón. Cuando en la carrera me tocó estudiar Constitucional recuerdo una clase en la que el tema al que nos llevó (era muy participativa) fue el papel imprescindible del periodismo en el sistema. Tanto, que según el profesor el Parlamento era hoy casi una plataforma en la que los políticos hablan a la gente (a través de prensa, Tv, radio...), y poco -o nada- entre sí. De hecho, en la doctrina del TC al "derecho a la información" se le ha dado primacía por encima casi de cualquier otro derecho.
La cosa está clara, el sistema ha traído consigo lo que nos está cayendo encima. Sin la prensa el sistema no se sustenta. Ergo la prensa es responsable de la miseria que tenemos.
Solución? cambiar el sistema.
Publicar un comentario