Recurro de nuevo al tema de la subsidiariedad, esta vez un poco más sesudo, en lo que, a partir de unos hechos probados, se podría establecer una sentencia un poco sui generis. Ahí va:
ANTECEDENTES DE HECHO
Me lo contaron antes de que pasara y me han contado el desenlace. La historia resumida es ésta: En un lugar de la Mancha (por ejemplo) de cuyo nombre no quiero acordarme, un chaval o no tan chaval de nombre Audaz (como dice la canción: perquè vull), tenía una moto, prácticamente nueva. Un día se da cuenta de que se la acaban de robar, tras lo cual y después de la pertinente denuncia, se pone a preguntar a los porteros de la zona, vecinos y comerciantes de alrededor si vieron algo. Cabreado, busca y se informa también por internet sobre cómo conseguir y quién consigue piezas para motos. Al cabo de unos días (u horas) consigue un par de teléfonos. Uno de los contactos le asegura que tiene otro colega al que le "acaba de llegar" una moto de las características que buscaba Audaz. Una vez puestos en contacto, se citan para probarla y, en su caso, comprarla en un polígono industrial a las afueras del lugar. Todo ello, claro, sin facturas ni papeles "como favor". Audaz entonces llama a la Policía, se lo cuenta al inspector que lo flipa en colores con el chaval o no tan chaval. Decide la Polícía que "acompañaría" a Audaz y que, en caso de tratarse de su moto o si ello pudiese comprobarse, actuarían. Finalmente llega el día. Audaz reza y comprueba que la moto es la suya. La Policía actúa, realiza la detención y se pone en busca y captura de quienes están detrás de la "trama" de robo y re-venta de piezas y motos.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Es otro ejemplo (éste real) de subsidiariedad o del cómo en ocasiones la sociedad menor o cuerpo intermedio es capaz de desarrollar más eficazmente sus funciones, actuando la de orden superior como mero apoyo de la primera. No quiere decir esto que deba ser siempre así. De hecho me pregunto ¿no pudo haber hecho lo mismo la Policía? En todo caso, es menester recobrar aquel lema tan necesario de "más sociedad, menos Estado". En definitiva, devolverle la vida y la vitalidad a la espontaneidad y desenvolvimiento de los cuerpos intermedios. En el tema de la seguridad, por ejemplo, el estado omnicomprensivo y excesivamente paternalista es donde primero y más abusivamente vemos este proceso de aniquilación de la espontaneidad y libertad de las sociedades menores. No caigamos en el individualismo que alimenta el dogma liberal, pero tampoco en la voracidad del Leviatán que, en el mejor de los casos, engendra seres raquíticos. La virtud, aquí, no está en el punto medio, sino en la huida de esta disyuntiva, esclava de unos parámetros revolucionarios, claramente fracasados. La clave: rescatar el principio de subidiariedad, como actualización de lo que antaño se denominó "fueros". Por no cerrarme a la seguridad, hablemos de economía, y citaré al gran Álvaro d'Ors, que criticaba inteligentemente una paradoja que ilustra a la perfección el sistema capitalista: el hecho de que antes se considere socios (o "dueños", en la concepción capitalista) de la empresa a quienes ponen el dinero y nada se juegan más que el obtener dividendos, y no considerar socios a quienes ponen toda su vida en ella y son los principales afectados por la marcha de la misma, tanto si son jefes como subordinados. Él lo decía mejor: "los trabajadores, que deberían serlo, no [quieren] ser socios y, en cambio, quieren ser socios los que, por no trabajar, no deberían serlo".
FALLO
Que desestimando como desestimamos la pretensión y el dogma una libertad abstracta e inconcreta, debemos confirmar y confirmamos la Tradición como fuente inagotable de sabiduría legislativa, en la que las libertades concretas de los cuerpos intermedios se ven respetadas y enriquecidas por un principio que hogaño denominaremos "subsidiariedad".
2 comentarios:
Es verdad esta historia???
Vaya crack Audaz!
Sí, eso me han contado! aunq sé q a tí tb te ha llegado la historia por otra vía, jeje
Un abrazo!
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