22 noviembre 2010

El condón y lo que nunca va a ser

A raíz de las palabras del Papa sobre el preservativo, que se incluyen en el próximo libro-entrevista de Peter Seewald "Luz del mundo", llevo dos días oyendo las más variadas y peregrinas opiniones, declaraciones o exabruptos al respecto. Reconozco que tuve conocimiento de la noticia a través del periódico El Mundo, cuyo enlace alguien colgó en facebook. El titular era -o pretendía serlo- elocuente: "el Papa autoriza (sic) el uso del preservativo...". En cuanto a las reacciones, he oído que se trata de un "gran paso", un "avance" e incluso hoy, en Antena 3 una gran mayoría de comentaristas opinaba que no era "suficiente". Sinceramente, estas opiniones no me importan tanto, dada la realidad social y la ignorancia moral en la que nos movemos hoy en día.

Me preocupa mucho más las reacciones dentro de la Iglesia, unos cristianos perplejos, otros escandalizados y, también, para qué negarlo, cristianos en principio "ortodoxos" y de supuesta formación que, sin embargo, se han guardado para sí ciertas reservas mentales en cuanto al uso del preservativo y que, por lo tanto, han recibido las supuestas palabras del Papa como una alegría interior de alivio y de confirmación de sus reservas a favor del condón.

Pues bien, además de creer que aquí la gente parece que se ha vuelto tarumba definitivamente, creo también que conviene analizar un poco la situación:

Para empezar por lo obvio, vamos a recordar a algún incauto que el Papa, por mucho que se lo proponga, ni puede "autorizar" ni dictar normas morales. La Iglesia no es nadie para decidir qué es moral y qué no. Su Santa Misión es, y no puede ser de otra manera, el reconocer la Verdad e iluminar a la humanidad en su camino hacia Cristo. Por su misericordia, además, Dios ha dotado al Magisterio Pontificio y a los Obispos en comunión con el Papa de la infalibilidad cuando hablan "ex Cathedra", y en este sentido, no sólo en la Encíclica Humanae Vitae sino en todo el Magisterio y en el Catecismo de la Iglesia Católica se ha reconocido y enseñado al mundo que la doctrina moral al respecto es la que es y no puede ni debe ni va a cambiar porque a esta sociedad de los instintos desatados se le antoje el capricho de desligar el sexo de la procreación para su uso y disfrute animal. El uso del preservativo es un mal moral, desordenado e inaceptable. Pero como quiera que el tema no cabe para esta entrada, vamos a dejarlo en que el condón no es solución para nada

Para continuar, decía que el Papa no puede "autorizar" el uso del preservativo, ni aunque lo diga expresamente. Pero es que lo gracioso y triste del tema es que el Papa no ha justificado su uso, como he leído hoy hasta de sacerdotes a quienes se supone una recta formación (¡y justificando lo que se supone que el Papa ha dicho pero no ha dicho!), ni ha declarado nada relevante en este tema. En primer lugar porque lo han traducido mal: en efecto, el término utilizado por el Papa en alemán equivaldría al de puto o prostituto (y no en femenino), es decir, un supuesto de prostitución homosexual entre hombres, con lo cual la cosa ya cambia bastante (creo que es obvio, ¿no?). En segundo lugar, es un libro privado, en el que el Papa puede pronunciarse, como él mismo reconoce, sobre cuestiones en las que se puede equivocar  y que no afectaría lo más mínimo a la fe católica. En tercer lugar porque si leemos detenidamente vemos que lo que hace Benedicto XVI es proclamar una vez más, que el preservativo no es la solución al SIDA sino que más bien favorece una banalización de la sexualidad y un obstáculo para que "pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad". En cuarto lugar que el Papa, como gran intelectual que es, acostumbrado a los retos argumentales, a llevar al límite los razonamientos para probarlos, lo único que hace es plantearse la posibilidad (repito: "plantearse la posibilidad" es algo muy distinto a afirmar una cosa o incluso a plantear directamente algo) de que el hecho de usar el preservativo en el ejercicio de la prostitución masculina pueda ser considerado como un primer paso en el sentido de que quien se prostituye cambie de dirección hacia una toma de conciencia sobre la sexualidad. En cierta manera, esta justificación de la que habla Benedicto XVI, sería tal en tanto en cuanto constituya un cambio de mentalidad hacia una nueva concepción de la sexualidad.

Creo que no tiene más vuelta de hoja. Ni "cambio" en la doctrina, ni "avance" hacia no se sabe qué, ni patinazo del Papa. Que esperen sentados los que buscan a la mínima los resquicios para justificar sus morales particulares, sus "excepciones" a las que agarrarse o las excusas para que la soberbia de cada uno se resista a aceptar siempre y en todo lugar la Verdad.

Pd.: me dejo en el tintero comentar el lamentable papel que está teniendo últimamente L'Osservatore Romano  o la cantidad de católicos que, a raíz de tragarse la primera noticia que les llega por los medios de (des)información,  han salido a hacerse la picha un lío justificando lo injustificable que, además, no era verdad.

4 comentarios:

Conrad López dijo...

Es repugnante ver como todo slos medios anticatólicos, o incluso los "católicos" desobedientes al magisterio (ya van terminando de quitarse la careta) han tergiversado el tema. Y eso antes de leer el dichoso libro.

Hasta en la Cope ayer daban a entender que la Iglesia da el plácet al uso del preservativo en según que casos (extremos, claro). Gentuza.

Jorge P dijo...

Tú lo has dicho: repugnante. Sobre todo los que han salido rápidamente a defender el preservativo aprovechando unas declaraciones que el Papa nunca ha pronunciado, como si lo hubiesen estado esperando desde hace mucho tiempo en plan ¿ves? ya te lo decía.

En fin, todavía queda mucho camino por recorrer hasta borrar esa mancha de podredumbre moral que enturbió el entendimiento de muchos en la Iglesia allá por los 70s y los 80s y que todavía hoy colea.

Álvaro dijo...

Muy buena la entrada y muy clara. Particularmente, me ha encantado el título: ¡buenísimo!

Sobre el asunto, sólo añadir que esperen sentados ( o mejor aún, que se conviertan de corazón a Dios y verán cuantas frustraciones desaparecen).

Jorge P dijo...

Gracias Álvaro!

Respecto a tu enmienda a mi "que esperen sentados", es 100% oportuna y mucho más sobrenatural y cristiana!