26 mayo 2012

Mayo, mes de María (2012): Magnificat anima mea Dominum

Vamos acabando nuestra romería por los sábados de Mayo, doblemente dedicados a María, en el último de este mes. Siendo, como es hoy, vigilia de Pentecostés, no es difícil imaginarse a Nuestra Madre callada en oración humilde, recordando esa primera aparición de Su Hijo Resucitado hace apenas unos días, su Ascensión, en la  esperanza de la promesa del Paráclito. La Madre de Dios contempla ahora gozosa en su bendita Alma toda la Vida, muerte y resurrección de su Hijo; de esa Alma purísima tenemos espejo, a decir del Beato Juan Pablo II, en aquella maravillosa oración del Magníficat. Este cántico, junto con el Padrenuestro que nos enseñó su Divino Hijo, son muestras de la oración perfecta que conduce a la unión con Dios. María, Sedes Sapientiae, contrasta nuestra pequeñez con la grandeza del Señor: humildad y alabanza a Dios son la gran lección que Ella nos da, al tiempo que nos recuerda la fidelidad y misericordia infinitas del Padre, a quien todo lo debemos. Ella, la llena de gracia, Madre de Dios, nos enseña el camino de la santidad que es el de la humildad y abandono en el Señor. Como decía Kempis en Imitación de María: "36 Dios, por rico que sea en gracia, a nadie la confiere sino al humilde. 37 Y como que la virtud de la humildad abundó en María más que en todos los demás, por esto fué llena de gracia". Que la gracia y las fuerzas recibidas en este mes de mayo de 2012 nos conduzcan más eficazmente al camino del Cielo. Amén.


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Primer sábado de mayo 2012: Regina Caeli, Laetare!
Segundo sábado de mayo 2012: Ave María, Gratia Plena!
Tercer sábado de mayo 2012: Salve, Regina!
Los cinco sábados de mayo 2010: las advocaciones populares a la Madre de Dios.

19 mayo 2012

Mayo, mes de María (2012): Salve Regina!

Cruzando el tercer sábado de mayo, contemplamos a una Reina coronada celestialmente por los Ángeles, que proclaman su belleza revestida de castísima pureza por Gracia divina. Al rezar el Salve Regina, cantamos a una Soberana cuya realeza es elevada en el pedestal de su maternidad, que nos abraza a sus pobres hijos mientras deposita en nosotros, miserables pecadores, sus preciosas manos corredentoras. Ella es nuestra esperanza. Tú, mamá, y sólo Tú, puedes hacer que nos levantemos siempre y que en la medida de lo posible nunca ofendamos a tu Hijo. ¡Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos ojos tuyos tan misericordiosos! para gozar un día, juntos, de las inimaginables promesas de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.


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Primer sábado de mayo 2012: Regina Caeli, Laetare!
Segundo sábado de mayo 2012: Ave María, Gratia Plena!
Los cinco sábados de mayo 2010: las advocaciones populares a la Madre de Dios.

12 mayo 2012

Mayo, mes de María (2012): ¡Ave Maria, Gratia Plena!

Ya estamos en el segundo sábado de este mes tan mariano, y qué menos que piropearla como mejor sabe la Iglesia, con las palabras puras del Ángel: ¡Ave Maria, Gratia plena, Dominus tecum! que seguramente hicieran turbarse a la Virgen en toda su bendita humildad (¡Ella! ¡la primera de entre las mujeres y la más excelsa!). Cuando tras el Rosario recitamos tanta avemaría rápido, sin pensar a veces, y distrayéndonos cuando vamos por la calle, o conduciendo, espero de su maternal Misericordia que nos contemple como a niños pequeños, que en el momento de caer, o al vernos en un peligro, también de modo espontáneo, sin pensar, ni caer en la cuenta de quien más cerca tengamos, gritamos buscando amparo, consuelo y salvación: ¡Mamá!


05 mayo 2012

Mayo, mes de María (2012): Regina Coeli, Laetare!

Mayo es el mes de María, y la Iglesia dedica especialmente los sábados a la devoción de la Reina de todas las madres, la Madre de todas las reinas y sobre todo, Mater Dei, Madre de Dios y de su Iglesia, de la que es Corredentora con Jesucristo, pues tanto fue su Amor a su Divino Hijo que en la Cruz su alma fue también traspasada, como profetizó el viejo Simeón (Lc 2, 22-38). 

Además, en este primer sábado del mes de mayo todavía estamos en tiempo de Pascua, y por eso, tras la Resurrección, no hubo criatura más alegre y exultante que María, Reina del Cielo, Regina Coeli.


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En el día de San Pío V, algo litúrgico

San Pío V, Papa
El 5 de mayo, la Iglesia ha celebrado tradicionalmente la memoria del Papa San Pío V, que según el calendario litúrgico del Novus Ordo fue el pasado 30 de abril. Como sabréis mejor que yo, el Papa San Pío V se caracterizó por su defensa de la fe y la liturgia, inseparablemente unidas una a la otra. De la fe, mediante su esfuerzo en la aplicación de las enseñanzas del Concilio de Trento, en una época donde la herejía protestante se pretendía expandir; y de la liturgia, mediante la codificación y unificación del Misal, que hasta dicho momento se encontraba extremadamente fragmentado, habiendo sufrido alteraciones, adiciones o existiendo multiplicidad de ritos por toda la Iglesia. El Papa, en su devoción por el Santo Sacrificio del Altar realizó una labor de conservar la "pureza del culto de la Iglesia" y publicó el Misal de 1570 "restablecido el mismo misal conforme a la regla y a los ritos de los Santos Padres" (Bula "Quo Primum Tempore").
Foto tomada de www.cristorey.eu

El llamado "Misal de S. Pío V", con algunas modificaciones que siempre respetaron el original, se mantuvo en vigor y alimentó la piedad eucarística de toda la Iglesia durante siglos. No me detendré en los detalles, por bien conocidos y repetidos, de lo que sucedió de 1970, cuando fue efectivo el Novus Ordo Missae del Papa Pablo VI, hasta la publicación por Su Santidad Benedicto XVI del Motu Proprio "Summorum Pontificum" en 2007, que declaró la unicidad de ambos Misales dentro del mismo Rito Romano, aun distinguiendo entre "Forma Ordinaria" (Novus Ordo) y "Forma Extraordinaria" (llamada, entre otras, Misa tradicional, valga la redundancia o pleonasmo). Pero sí repetiré resumidamente mi opinión, que expresé en este blog hace un par de años, aquí (I) y aquí (y 2)

Al tiempo de publicarse el nuevo Misal, la Iglesia vivía una fuerte sacudida, que llevó a Pablo VI a hablar incluso de que el "humo de Satanás" había entrado en la Iglesia (y al parecer se refería a los abusos litúrgicos en el postconcilio), lo que llevó a que, salvo en muy pocas excepciones, podamos decir que el Misal de Pablo VI permaneció prácticamente inédito durante años. Las aguas, vistas con perspectiva, van volviendo a su cauce, aunque no toda esté todavía en él, viendo corregidos numerosos errores, gracias en particular a la labor incansable del humilde y verdadero Pastor que "apacienta a su grey" que tenemos por Santo Padre. Pero considero que el daño durante estos años está hecho y queda por cicatrizar. El Papa Benedicto XVI, en su biografía, lo expresaba así:
"se destruyó el antiguo edificio y se construyó otro, si bien con el material del cual estaba hecho el edificio antiguo y utilizando también los proyectos precedentes. No hay ninguna duda de que este nuevo Misal comportaba en muchas de sus partes auténticas mejoras y un verdadero enriquecimiento, pero el hecho de que se presentase como un edificio nuevo, contrapuesto a aquel que se había formado a lo largo de la historia, que se prohibiese este último y se hiciese aparecer la liturgia de alguna manera ya no como un proceso vital, sino como un producto de erudición de especialistas y de competencia jurídica, nos ha producido unos daños extremadamente graves".
Las palabras del Papa son lo suficientemente elocuentes, que prosigue:
"es dramáticamente urgente una renovación de la conciencia litúrgica, una reconciliación litúrgica que vuelva a reconocer la unidad de la historia de la liturgia y comprenda el Vaticano II no como ruptura, sino como momento evolutivo".
Podría ser un ejemplo de
"hermenéutica de la
continuidad"
Creo que hay que tener en cuenta esta afirmación del Papa, por un lado, no sólo para comprender su intención para toda la Iglesia cuando "liberalizó" el misal de Pío V (según las rúbricas que en 1962 dió Juan XXIII) y estableció dos formas de un mismo rito, sino para responder a su solicitud como Cabeza visible de la Iglesia. Opino que la belleza y esplendor del culto de la liturgia tradicional (el "antiguo edificio"), debe alzarse a un lugar visible -incluso ostensible- que impregne la devoción de todo cristiano en su Adoración del Cuerpo y Sangre realmente presentes en el Santo Sacrificio de la Misa (que se actualiza incruentamente, se hace presente el Calvario mismo, de un modo misterioso, cuando el Sacerdote repite las palabras de la Consagración y se produce la transubstanciación). De ese modo, forma ordinaria y forma extraordinaria han de llamarse mutuamente, han de enriquecerse mutuamente, como dos formas de una misma esencia que tienden a unirse para un mismo Fin. Todo lo cual, si eso llega a producirse mediante la inclusión de varias misas según la forma extraordinaria, junto con la ordinaria, en todas las parroquias del Orbe católico, intuyo que de aquí a varios años (seguro décadas, si no más) y tal vez varios Papas, si Dios quiere podamos tener un único misal y calendario litúrgico para toda la Iglesia, renovados los actuales, pero siempre en perfecta comunión y continuidad con los dos milenios (y vamos por el tercero) de peregrinaje de la Iglesia

San Pío de Pietrelcina
Por otro lado, seguramente en todo este marco y siguiendo la idea de "reconciliación litúrgica" están los ímprobos esfuerzos de Benedicto XVI para con la Hermandad Sacerdotal de San Pío X (HSSPX), cuya situación de suspensión y comunión imperfecta con la Iglesia es un hecho que a todo católico debe herir profundamente. Parece que las noticias son esperanzadoras, que los sacerdotes de la HSSPX podrán volver a ejercer su ministerio lícitamente y que esas dos partes que se quieren puedan volver a la misma comunión necesaria. Personalmente, me voy a unir (e invito a unirse) a la novena que comienza el 8 de mayo mediante el rezo del Veni Creator Spiritus y el Memorare (Acordaos) para que el Espíritu Santo, y por intercesión de nuestra Madre Santa María, iluminen al Santo Padre y al Superior General de la HSSPX en esta hora tan señalada. 

Por todo ello, en el día de hoy y en las circunstancias que nos rodean, no estará de más si recitamos la Oración que para el día de San Pío V, Papa, establece el misal de la forma extraordinaria para su memoria (en castellano):
Oh Dios, que para abatir los enemigos de vuestra Iglesia y restaurar el culto divino, os dignasteis elegir a San Pío para Sumo Pontífice: haced que, defendidos por su auxilio, nos dediquemos a vuestro santo servicio, para que, superando las asechanzas de todos los enemigos podamos alegrarnos en perpetua paz.
In nómine Patris + et Fílii et Spíritus Sancti. Amen. Introíbo ad altáre Dei... 


Dominus conservet eum, et vivificet eum,
et beatum faciat eum in terra,
et non tradat eum in animam inimicorum ejus

02 mayo 2012

Cantando a las Españas

Últimamente me estoy tomando alguna que otra licencia literaria y hoy, 2 de mayo, no podía ser menos, por lo que dejo escrito mi canto a unas Españas que han sido grandes, también, en lo popular y costumbrista: 

Hablar de una España no se puede; hablar de muchas es ocioso, que en su entraña han vivido fuerzas de raza, temple y orgullo de un pueblo anárquico, que no se doblegó ante nadie y que en sus libertades siempre tuvo su más preciado tesoro. Las Españas que rezan a un solo Dios, miran a su Madre con sencillez y llaman en llantos rompiendo el protocolo:

cada uno quiere sentarse a su Derecha, y Cristo nos lo reprende con la boca pequeña, pues se regocija de una nación que le canta saetas a un Mesías gitano, al Redentor que bendice multitudes sobrias, llenas de dureza castellana y se despide el Resucitado pescando con sus amigos a bordo de una trainera de la Albufera valenciana. Quizás Cristo sonría y baje su Mano para acariciar, con cuidado de no tambalear, un frágil Castellet catalán, que en comunidad se arropa para que un chiquillo alcance la gloria tocado con barretina y acariciando a las Cortes celestiales.

Vicente Doménech, el Palleter,
animando al levantamiento contra
los franceses en Valencia
Son así, en fin, las Españas, indómitas sus gentes, leales a sus reyes, que festejan los valientes lances en pausada cadencia, retratados en la retina, dominando a la bestia brava que le planta batalla al son de un pasodoble que prorrumpe en notas de aclamación popular. 

Donde Alonso Quijano pierde la cordura en arrebatador suspiro por la estepa manchega, blandiendo su lanza a trote de rocinante, pero lúcido como nadie cuando por amor y su ideal, mártires de la locura racionalista son heridos por el azote de un gigante y arremeten contra el molino solitario cayendo defraudados él y Sancho, marchando marchitos por las tierras españolas.

Y oyendo el grito estremecedor del Irrintzi vascongado, Covagonda se entrega a la contemplación de toda una tierra que alcanza los teocallis derrotados de un Tenochtiltlan Evangelizado. Mientras que al otro lado toda victoria desmerece ante la derrota heróica de los Últimos que ningún crédito concedieron  a quienes de Legazpi osaron expropiar la herencia.

Y entre flamenco y jotas, una aragonesa danza junto a una sevillana, un chotis y muñeiras, pues lo español es cultura y España, nuestra Patria.