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San Pío V, Papa |
El 5 de mayo, la Iglesia ha celebrado tradicionalmente la memoria del Papa San Pío V, que según el calendario litúrgico del
Novus Ordo fue el pasado 30 de abril. Como sabréis mejor que yo, el Papa San Pío V se caracterizó por su defensa de la fe y la liturgia, inseparablemente unidas una a la otra. De la fe, mediante su esfuerzo en la aplicación de las enseñanzas del Concilio de Trento, en una época donde la herejía protestante se pretendía expandir; y de la liturgia, mediante la codificación y unificación del Misal, que hasta dicho momento se encontraba extremadamente fragmentado, habiendo sufrido alteraciones, adiciones o existiendo multiplicidad de ritos por toda la Iglesia. El Papa, en su devoción por el Santo Sacrificio del Altar realizó una labor de conservar la "pureza del culto de la Iglesia" y publicó el Misal de 1570 "restablecido el mismo misal conforme a la regla y a los ritos de los Santos Padres" (Bula "
Quo Primum Tempore").
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Foto tomada de www.cristorey.eu |
El llamado "Misal de S. Pío V", con algunas modificaciones que siempre respetaron el original, se mantuvo en vigor y alimentó la piedad eucarística de toda la Iglesia durante siglos. No me detendré en los detalles, por bien conocidos y repetidos, de lo que sucedió de 1970, cuando fue efectivo el
Novus Ordo Missae del Papa Pablo VI, hasta la publicación por Su Santidad Benedicto XVI del Motu Proprio "
Summorum Pontificum" en 2007, que declaró la unicidad de ambos Misales dentro del mismo Rito Romano, aun distinguiendo entre "Forma Ordinaria" (Novus Ordo) y "Forma Extraordinaria" (llamada, entre otras, Misa tradicional, valga la redundancia o pleonasmo). Pero sí repetiré resumidamente mi opinión, que expresé en este blog hace un par de años,
aquí (I) y
aquí (y 2).
Al tiempo de publicarse el nuevo Misal, la Iglesia vivía una fuerte sacudida, que llevó a Pablo VI a hablar incluso de que el "humo de Satanás" había entrado en la Iglesia (
y al parecer se refería a los abusos litúrgicos en el postconcilio), lo que llevó a que, salvo en muy pocas excepciones, podamos decir que el Misal de Pablo VI permaneció prácticamente inédito durante años. Las aguas, vistas con perspectiva, van volviendo a su cauce, aunque no toda esté todavía en él, viendo corregidos numerosos errores, gracias en particular a la labor incansable del humilde y verdadero Pastor que "apacienta a su grey" que tenemos por Santo Padre. Pero considero que el daño durante estos años está hecho y queda por cicatrizar. El Papa Benedicto XVI, en su biografía, lo expresaba así:
"se destruyó el antiguo edificio y se construyó otro, si bien con el material del cual estaba hecho el edificio antiguo y utilizando también los proyectos precedentes. No hay ninguna duda de que este nuevo Misal comportaba en muchas de sus partes auténticas mejoras y un verdadero enriquecimiento, pero el hecho de que se presentase como un edificio nuevo, contrapuesto a aquel que se había formado a lo largo de la historia, que se prohibiese este último y se hiciese aparecer la liturgia de alguna manera ya no como un proceso vital, sino como un producto de erudición de especialistas y de competencia jurídica, nos ha producido unos daños extremadamente graves".
Las palabras del Papa son lo suficientemente elocuentes, que prosigue:
"es dramáticamente urgente una renovación de la conciencia litúrgica, una reconciliación litúrgica que vuelva a reconocer la unidad de la historia de la liturgia y comprenda el Vaticano II no como ruptura, sino como momento evolutivo".
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Podría ser un ejemplo de "hermenéutica de la continuidad" |
Creo que hay que tener en cuenta esta afirmación del Papa, por un lado, no sólo para comprender su intención para toda la Iglesia cuando "liberalizó" el misal de Pío V (según las rúbricas que en 1962 dió Juan XXIII) y estableció dos formas de un mismo rito, sino para responder a su solicitud como Cabeza visible de la Iglesia. Opino que la belleza y esplendor del culto de la liturgia tradicional (el "antiguo edificio"), debe alzarse a un lugar visible -incluso ostensible- que impregne la devoción de todo cristiano en su Adoración del Cuerpo y Sangre realmente presentes en el Santo Sacrificio de la Misa (que se actualiza incruentamente, se hace presente el Calvario mismo, de un modo misterioso, cuando el Sacerdote repite las palabras de la Consagración y se produce la transubstanciación). De ese modo, forma ordinaria y forma extraordinaria han de llamarse mutuamente, han de enriquecerse mutuamente, como dos formas de una misma esencia que tienden a unirse para un mismo Fin. Todo lo cual, si eso llega a producirse mediante la inclusión de varias misas según la forma extraordinaria, junto con la ordinaria, en todas las parroquias del Orbe católico, intuyo que de aquí a varios años (seguro décadas, si no más) y tal vez varios Papas, si Dios quiere podamos tener un único misal y calendario litúrgico para toda la Iglesia, renovados los actuales, pero siempre en perfecta comunión y continuidad con los dos milenios (y vamos por el tercero) de peregrinaje de la Iglesia
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San Pío de Pietrelcina |
Por otro lado, seguramente en todo este marco y siguiendo la idea de "reconciliación litúrgica" están los ímprobos esfuerzos de Benedicto XVI para con la Hermandad Sacerdotal de San Pío X (HSSPX), cuya situación de suspensión y comunión imperfecta con la Iglesia es un hecho que a todo católico debe herir profundamente. Parece que las noticias son esperanzadoras, que los sacerdotes de la HSSPX podrán volver a ejercer su ministerio lícitamente y que esas dos partes que se quieren puedan volver a la misma comunión necesaria. Personalmente, me voy a unir (e invito a unirse) a la
novena que comienza el 8 de mayo mediante el rezo del
Veni Creator Spiritus y el
Memorare (Acordaos) para que el Espíritu Santo, y por intercesión de nuestra Madre Santa María, iluminen al Santo Padre y al Superior General de la HSSPX en esta hora tan señalada.
Por todo ello, en el día de hoy y en las circunstancias que nos rodean, no estará de más si recitamos la Oración que para el día de San Pío V, Papa, establece el misal de la forma extraordinaria para su memoria (en castellano):
Oh Dios, que para abatir los enemigos de vuestra Iglesia y restaurar el culto divino, os dignasteis elegir a San Pío para Sumo Pontífice: haced que, defendidos por su auxilio, nos dediquemos a vuestro santo servicio, para que, superando las asechanzas de todos los enemigos podamos alegrarnos en perpetua paz.
In nómine Patris + et Fílii et Spíritus Sancti. Amen. Introíbo ad altáre Dei...
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Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum ejus |