05 diciembre 2009

Vocingleros


Estos días pasados (voy un poco con retraso) hemos estado siguiendo la polémica surgida a raíz de la Santa Misa que el Obispo de Alcalá ha celebrado por los mártires de Paracuellos del Jarama. Junto al altar, estaba una bandera histórica de España, cuyo escudo era el del águila de San Juan. Como quiera que la progresía dictatorial ya vomitó y se retorció de dolor con motivo de la beatificación de los mártires en octubre de 2007 parece que se ha cansado de gritar contra la celebración litúrgica y han encontrado en la bandera una excusa para seguir chillando. Ante ello, el buen Obispo ha considerado que tenía que pedir disculpas.

Sin perjuicio de lo que ya he comentado en algunos blogs (en Todo era Bueno y en Embajador en el infierno, que dan dos visiones distintas de lo ocurrido), creo que la polémica ha pillado con el pie cambiado a una buena parte de católicos que, por un lado, entienden la celebración de la Santa Misa por unos mártires de la Iglesia, pero que se han dejado amedrentar por la siniestra dictadura "cultural" que nos ha tocado vivir. Lo de alarmarse por la bandera creo que no tiene ningún sentido razonable. Tampoco procede ahora realizar una disgresión sobre la importancia histórica de la bandera rojigualda con el águila de San Juan, pues de todos es sabido (qué inocente soy) que es un escudo profundamente español, ajeno a ideologías. Su utilización por Franco, lejos de empañar la bandera, en cualquier caso hablaría bien de quien la utilizara. Quienes juzgan negativa la dictadura franquista han de hacer el esfuerzo por "desprejuiciarse" y reconocer que esta bandera transciende personas, políticas y coyunturas históricas. No es el único caso. Ahí tenemos otra gloria patria: la de la cruz de San Andrés, que nos habla del triunfo de miles de españoles que evangelizaron y civilizaron un continente entero. Es tan nuestra, que hasta la Constitución cuyo aniversario se recordará mañana, nació y se aprobó teniendo de encabezado el escudo de España con el águila de San Juan.

Pero es que, aparte de todo esto, la bandera del bando que ganó la guerra y al que pertenecieron los asesinados en Paracuellos fue la del águila de San Juan porque era la que representaba mejor los ideales por los que murieron y lucharon los soldados y voluntarios del bando nacional y les unía a toda una tradición de siglos. Y, ¡madre mía, todavía habremos de recordar a qué bando pertenecieron los mártires! Por eso, de entre todas las banderas que tiene y ha tenido España (incluyendo la "oficial") y considerando todo lo anterior, a nadie debería haber sorprendido la utilización de la que se usó. Por otro lado, ¿alguien cree, por ejemplo, que si se hubiese utilizado la vigente, nadie habría protestado?, pónganse en situación: mártires de la guerra y bandera "constitucional". ¿Nadie se acuerda ya de cuánto le gusta a la siniestra de este país la palabra "apropiación" cuando alguien lleva la bandera?

En definitiva, la izquierda ladra, la derecha se agacha y los asesinados en Paracuellos, junto a todo lo que defendieron, quedan como verdugos, cuando, recordémoslo una vez más: fueron víctimas de un odio siniestro a Cristo.

Pd.: No creo que quepa duda de que me queda muy claro que los mártires lo fueron por defender la fe y no una bandera. Pero cabe recordar que dicha fe les llevó a amar a su Patria, en cumplimiento religioso del 4º mandamiento de la Ley de Dios.

2 comentarios:

Embajador dijo...

Por eso que mencionas en la postdata, cuando se dice que "murieron por Dios y por España" no se esta haciendo una afirmación "fascista" sino se habla de la realidad de las cosas.

Jorge P dijo...

Está muy claro, Embajador. Ya sabes que, en política, lo contrario a realidad es ideología. Por eso tanta alergia de los partidos de ideología diestra y siniestra a todo lo que sea reconocer expresamente a Dios y a España como realidad inseparable.

Un saludo