Confieso que no me sorprenden en absoluto las manifestaciones en la calle Génova, frente a la Audiencia Nacional, en protesta por la suspensión del super-juez estrella Garzón. No me sorprenden, porque hace tiempo que me caí del guindo. Y es que ellos, la insigne izquierda, la progresía mundialista son los dueños del sistema, como ya he dicho alguna vez. Ellos, y sólo ellos, son la ley. El "antifascismo" (lo que quiera que sea esa cosa) es la medida de todas las cosas y bajo cuya premisa penden todas las demás. No cabe la aplicación de eso que algunos siguen llamando "ley", cuando sólo es un ensayo de norma escrita, si es que dicha aplicación contraviene alguna de sus verdades absolutas. Intuyo que la norma que se invoca para procesar al juez es una piedra que se les ha colado en el zapato de los que llevan los pantalones del sistema. Intuyo también que antes o después habrá quien legisle para que nada ni nadie se interponga en su camino. No previeron que se les volviera en contra una norma de su sistema, es como la bofetada de un hijo. El hecho de que haya alguna que se interponga en la reescritura de la historia a su antojo izquierdoso es algo que se les ha pasado. Comprendo su indignación, ciertamente. Ayer alguien dijo que "es la España al revés". Pues sí, la España al revés de como ellos la han puesto. Es lo poco que se les ha quedado -por olvido, seguro- del derecho. Pero ya le darán la vuelta, ya.
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