12 agosto 2010

Las estrellas (no) son para el verano

Sobre las faldas de la sierra de Gredos está el lugar que desde hace más de veinte años me recarga en época estival las pilas gastadas en el funcionamiento a lo largo del año académico. Paradógicamente, antaño pasaba tres largos meses reparadores (de no sé qué) en pandilla, piscina, fútbol y carreras en bici emulando a Induráin. Tres meses de felicidad que han ido paulatinamente descendiendo hasta los tres o cuatro días (y sin la forma suficiente para emular a Contador). En cualquier caso, cuanto menos son, más los valoro. En este verano, segundo de mi vida laboral, los tres días de rigor me han devuelto un instante concreto de aquella niñez. Es curioso cómo nuestra vista y nuestro horizonte, conforme vamos andando por la vida, van perdiendo altura, en una dirección cada vez más terrenal y menos celestial. Y fue en una velada de las de entonces, de sobremesa después cenar, cuando como en aquel tiempo (no tan lejano, al fin y al cabo), nos pusimos a ver las estrellas. Mi abuelo, tan dado a recordar, recordó el tiempo en que localizábamos la Osa Mayor, Marte, la Estrella Polar... y tuve la sensación de recuperar algo sagrado ya olvidado por los ajetreos del día a día y la ciudad. ¿Cuándo algo tan ocioso como mirar las estrellas se convirtió en algo tan preciado? Como con tantas otras cosas, al "enrarecerse" se ha revalorizado.

Ayer, cuando ya en Madrid, leí que era la "lluvia de estrellas" que hace años me quedaba también a observar, y ya no pude repetir por estar en casa de nuevo.

Al final, determinados instantes como ésos, no son sino voces del Cielo con mayúscula que nos recuerda lo importante de la Vida. Este verano, además, ha venido en varias formas, pues en estas estaba cuando me encontré con esta reflexión con la que concluyo, mientras leía "La historia de España" de don Marcelino Menéndez Pelayo:
"No hay medio tan seguro de caminar por la tierra como llevar los ojos puestos en el Cielo (...). Quitad del mundo a los que rezan y habréis quitado a los que piensan, y a los que pelean por causa justa, y a los que saben morir." 

1 comentario:

Álvaro dijo...

¡Fantástica entrada Jorge!