12 diciembre 2010

Sobre Iesu Communio

La vida cristiana, la vida de la Iglesia, es siempre una novedad, un hito en la historia de los hombres, y no tiene otro fin que la Verdad, que es la persona de Cristo. Y Cristo, que es Dios, es el mismo hoy, ayer y siempre. Quienes cambian, quienes mutan, se degeneran o revitalizan son los hombres, en función de que permitamos a la Gracia romper las ataduras del hombre viejo, esclavo del pecado, para abrazar la libertad y la alegría de los Hijos de Dios, redimidos por Cristo de una vez para siempre en esa Cruz que se actualiza incruentamente todos los días en el Santo Sacrificio del Altar (la Santa Misa). Y como quiera que los hombres en cada época necesitan que se les anuncie la Buena Nueva, es para ellos como una novedad que les despoja de su ceguera de pecadores para "descubrir" la novedad de las viejas verdades. A lo largo de la historia de la humanidad, Dios, en su misericordia, ha convocado a la  Iglesia en cada tiempo, también según sus formas, a descubrir una vez más la Fe que nos transmitieron los Apóstoles, y para ello se ha servido de instrumentos más o menos débiles, más o menos heroicos, más o menos conscientes, más o menos sencillos o pecadores.

Sirva esta introducción para situar en contexto la creación del Instituto Religioso (ver c. 607 y ss. del Código de Derecho Canónico) Iesu communio, que hasta "ayer" eran conocidas como las Clarisas de Lerma. Pero nada en la Iglesia parece ser pacífico hoy en día. No estando en absoluto de acuerdo, tampoco voy a descalificar las suspicacias que, nada más publicarse la noticia, han surgido en algunos medios digitales (por ejemplo, ReL, InfoCatólica, blog de Terzio). Y por una razón de justicia: yo mismo las tuve en cierta medida cuando leí por primera vez sobre el mal llamado "fenómeno" de Lerma. Suspicacias que se disiparon, primero con información y luego por conocimiento de causa. A la vista de lo que pienso y las críticas, suspicacias, sospechas o, incluso calumnias que he leído, paso a continuación a exponer cuáles son los puntos fundamentales por los que creo que no ha lugar a las mismas:

A) Sobre quiénes son y qué hacen las monjas de La Aguilera y Lerma:

1. Sin querer definir o categorizar, sí diré que las monjas de Lerma y La Aguilera son una comunidad boyante de religiosas que han entregado su vida entera a Dios y a la Iglesia. ¡Su vida entera! No perdamos esto de vista. Además, se trata de mujeres de fe y una vida intensa de oración, en comunión con la Iglesia y ansiosas por contar y decirle a todo el mundo que la alegría de ser Hijos de Dios en nuestra Santa Madre Iglesia es algo al alcance de todo el mundo, cada uno en su estado pero eso sí, entregándose por completo a Cristo. La alegría desbordante como consecuencia de la vida en la Gracia es el mensaje fundamental que yo percibí al conocerlas. 

2. Asimismo, otra nota, no sé si característica, es que no pocas de las chicas de Lerma-La Aguilera encontraron su vocación tras un proceso personal de redescubrimiento de la fe después de haberla perdido o haberse dejado llevar, como la mayoría de coetáneos míos y no tan míos, a una vida pecaminosa o, cuanto menos, frívola y vacía por completo de Dios. Es decir, la comunidad ha sido el origen y punto de llegada de auténticas conversiones. Muchas son realmente hijas pródigas a las que Dios, como Padre, les ha preparado el gran banquete del descubrimiento y la vida de una vocación consagrada. Puedo afirmar sin temor a nada que tras algunas historias de vuelta al Padre ha habido (de alguna soy testigo) hechos inexplicables si no es por la actuación Divina

3. Dejo en tercer lugar el hecho de que sean jóvenes, en gran medida con carreras universitarias, inteligentes y habiéndose encontrado con Cristo en medio de una exitosa carrera profesional en un bufete, con la vida resuelta, en una farmacia, en el mundo de las telecomunicaciones, etc. Que sean guapas o no me importa un pepino. Como si son cardos borriqueros. El hecho es que lo son, pero aunque ya dijo Dostoyevski que "la belleza salvará al mundo", también dijo que esa belleza era Cristo.

4. Durante su larga formación, me consta que ésta es bastante completa, enriqueciéndose por supuesto de los grandes santos de la Iglesia, también de Santa Clara.

B) ¿Novedad?, ¿clarisas?

5. Sobre la creación del nuevo Instituto Religioso, recomiendo una pequeña dosis de prudencia. Un mínimo, al menos, hasta que se les otorguen los documentos definitivos en virtud de los cuales se regirá internamente. 

6. Sobre la salida de la Orden de Hermanas clarisas he llegado a leer hasta la acusación o sospecha de una "hermenéutica de la ruptura" (sic), alegando que si de revitalizar se trata, ¿por qué no revitalizar las comunidades en peligro de extinción? Pues bien:

6.1 Primero una pequeña consideración general: entiendo que tras la vorágine que ha sufrido la Iglesia en los últimos 40 años se despierte una especie celo vigilante para asegurarse de que toda iniciativa sea santa y en comunión con la Iglesia y la Tradición. De ese celo, yo mismo participo. Ahora bien, no se puede caer tampoco en el exceso de celo que ahogue a priori cualquier nueva realidad que asome la cabeza. Porque lo de Lerma participa 100% de la Tradición de la Iglesia, en tanto que ésta es dinámica y nada obsta a que surjan nuevos impulsos adaptados a los tiempos, dentro de una verdadera hermenéutica de la continuidad a la que obedecen plenamente.  Sin ir más lejos, en la Historia de la Iglesia, en el s. XIX vivimos un cierto resurgir de comunidades religiosas que, si bien de distinto carisma, podría hablarse perfectamente de que Dios inspiró a sus fundadores para una misión específica dentro del siglo XIX (claretianos, salesianos, religiosas del Sagrado Corazón), diferentes de los carismas que surgieron en la Edad Media (cistercienses, dominicos, franciscanos, órdenes mendicantes). 

6.2 La falta de vocaciones, y en especial a las clarisas, es un grave problema de la Iglesia por el que hay que rezar mucho. Cuando Sor Verónica entró de novicia llevaba 23 años sin entrar una sola vocación. Cuando entró mi hermana este verano, había entrado otra chica de unos veintitantos años la semana anterior y la misma semana entraban otras dos chicas más, y alcanzaban ya las 170. Creo evidente que no existe ni una pequeña correlación o proporción inversa entre el las vocaciones en Lerma y el de otros conventos de clarisas. Por lo tanto, otra suspicacia que no tiene sentido.

6.3 Carisma. A Lerma, de modo espontáneo y paralelo al auge de vocaciones, en un proceso que ha durado unos 25 años, comenzó a acudir gente. Primero familiares, luego amistades, parroquias, otras órdenes, monjas, religiosos, religiosas y simples invitados. La vocación apostólica de la comunidad de Lerma entiendo que ha sido inspirada por Dios y providencial para la vida de Fe de mucha gente. Y todo ello con un mensaje muy sencillo y poderoso: Jesús. En Lerma uno no oirá nada nuevo, fuera del Magisterio o ideas nuevas. Al contrario, una pureza de vida que se traslada a recomendar los Sacramentos, a poner a Dios en todas y cada una de las realidades en las que nos encontramos. De modo paulatino, lo que ocurría en Lerma se ha desarrollado sin voluntad de "renovar" nada, aunque lo haya hecho. Hace poco el Cardenal Piacenza dijo que "toda reforma de la Iglesia nace doblando las rodillas". En este caso no es una reforma de la Iglesia, pero explica muy bien qué ha pasado: ver a las monjas rezar en su oratorio, de rodillas, postradas con la frente en el suelo durante largo tiempo y cómo asisten a la Santa Misa explica muchas cosas y disipa temores no sé si fundados.

6.4 La evolución de las cosas llevó a que aquella comunidad distara de otras comunidades de clarisas. Los que tienen la suerte de haber conocido a otras hijas de Santa Clara lo pueden corroborar. Lejos de suponer un agravio la separación, pienso que es lo más justo, honesto y apropiado.  No se trata de no encontrarse a gusto dentro de las clarisas, sino de un encaje no sólo jurídico sino también de poder definirse adecuadamente para desarrollar mejor la vocación que Dios les ha encomendado. Desde luego, la práctica totalidad de nuevas vocaciones en Lerma-La Aguilera obedecen a una llamada específica que no se da en otros conventos, por muy santos que sean.

7. Que estaba en manos de la Santa Sede el decidir qué configuración jurídica iba a tener la comunidad que se repartía en Lerma y en La Aguilera era algo, hasta donde sé, bastante conocido. Ante la pregunta directa que un familiar mío les hizo, con toda la comunidad delante, la propia Sor Verónica nos lo explicó, tal y como finalmente ha ocurrido. Por tanto, la situación ni estaba oculta. Concedo lo de "latente", pero en ningún caso falto de claridad.

8. En cualquier caso, la creación de la Iesu communio no es una pérdida de identidad, sino el reconocimiento que hace la Iglesia de la propia que tenían, que surgió a lo largo de 25 años y que frutos santísimos está dando. Me temo que es un reduccionismo lo de considerar su creación como "algo nuevo que no quiere ser reconocido según el estilo espiritual de Stª Clara".

9. Por último, resulta que la comunidad acogió hace no mucho a otra comunidad de monjas, todas muy mayores, que vivían en un convento envejecido, de esos que tristemente abundan, que se encuentran en peligro de "extinción". Yo personalmente y otro hermano mío, nos interesamos especialmente por ellas, que llevaban toda una vida en clausura, entregadas a Dios. Algunas más de 60 años de monja. Pues fue emocionante oírlas hablar de la comunidad a la que entraba mi hermana. Los ojos sólo puestos en el Cielo y agradeciendo a Dios ese regalo para la Iglesia del s. XXI que son la comunidad de Lerma-La Aguilera. Este testimonio, para mí, guarda un lugar preferente.

C) Conclusiones

10. Para tradicional, yo. Reconozco que lo que me mueve es una iglesia Barroca o del Gótico, una liturgia bien cuidada, Misa tradicional o Novus Ordo en latín, leer a San Ignacio, a Santa Teresa o a Kempis. El estilo juampablista acuñado por Terzio, pues como que no me va del todo. Pero entiendo que carismas en la Iglesia, dentro de la misma comunión, hay muchos. Reflexioné en su día bastante sobre el "fenómeno" y llegué a la conclusión de que lo de Lerma es una ventana de Fe y apostolado inmejorable para buena parte de la juventud alejada de Dios. Allí la gente va, observa, lo flipa, escucha, pregunta, atiende, objeta, se ríe y se comparten experiencias de Fe de un modo natural, sincero, en el que Jesucristo es el centro de todo. La verdad de lo de Lerma es que de allí no poca gente sale "tocada", se confiesa, comienza a vivir en Gracia, a tener Dirección Espiritual con algún buen sacerdote y, en fin, constituye como decía un auténtico apostolado que hace que la gente encuentre de verdad a Cristo. Y eso es lo más importante y lo que me lleva a decir Deo Gratias! y gracias al Santo Padre porque en su saber gobernar la Iglesia ha tenido a bien reconocer esta comunidad como algo bueno para la Iglesia y para la juventud.

11 comentarios:

aque dijo...

Por fin escribe sobre ellas alguien que las conoce de verdad. Yo soy prima de una de ellas, y amiga de varias. Las conozco muy bien, desde hace unos 12 años.
Estos ultimos dias he tenido que leer los comentarios de personas que, sin conocimiento de causa, hacen "sus apuestas" y las ponen de vuelta y media. Te agradezco mucho, Jorge, que hayas aclarado muchas de las cosas de las que se las acusa sin ningun motivo. Son mujeres que se han entregado libremente, y que dan a conocer a Cristo a todo el que tiene la suerte de acercarse al convento. Aparte de las horas que, arrodilladas, pasan rogando por la humanidad. Y eso, mas que criticas, lo que deberia de suscitar es agradecimiento.

Amicus dijo...

No tengo el placer de conocerte Jorge pero gracias por este post,de corazón.Mi amiga también está alli y lo que la gente no entiende(o no quiere entender) es que los ataques sin sentido y sin conocerlas- una a una o en grupo-hacen mucho daño a la gente que las queremos.

GRACIAS

Jorge P dijo...

Gracias a vosotros por los comentarios.

Realmente las críticas causan desazón a quienes las conocemos. Creo sin embargo que lo peor no es que a ellas les afecte, pues críticas siempre ha habido en la Iglesia a las nuevas iniciativas que han surgido, aunque estuviesen inspiradas por el Espíritu Santo. Lo peor a mi juicio es que las críticas, en su gran mayoría, además de imprudentísimas, son profundamente injustas (por lo que he leído, han subido de tono con el tema de la clausura que, una vez más, sin conocimiento del tema se ha juzgado sin conocer), y ello viniendo además de personas cuya fe es innegable.

En fin, en todo caso, si Dios quiere que se pase por ello, algo bueno sacará de ello.

Saludos

Antonio Jesús Sánchez Reales dijo...

¡Paz y Bien! Soy hermano y primo hermano de dos hermanas del Instituto Iesu Communio. Gracias por explicar con tanta claridad y exactitud (y asombrosamente objetiva) lo que está ocurriendo. Estamos asistiendo a un nacimiento lento, pero firme y decidido, de un nuevo Carisma, cuya gestación, su Adviento particular, nació hace unos 20-25 años, cuando sor Verónica entró en el Monasterio de Lerma. Gracias, Jesucristo; gracias, Madre Iglesia.

Angel Luis dijo...

Paz y Bien a todos.Yo solo quisiera aclarar algo, y que conste que no tengo nada en contra de esta comunidad de clarisas,al contrario,las tengo muchísimo aprecio por todo el bien que hacen no solo a los cristianos,sino a todo el mundo.
Mi pregunta es:¿cuando estas hermanas ingresaron como clarisas estaban al tanto de que mas adelante iban a tener que asumir este cambio, aunque solo sea de nombre en lo que se refiere a su denominacion?, y por otra parte ¿ lo han asumido todas o alguna de ellas se ha negado y ha podido continuar en la situacion en la que ingresó?
No se si comprendeis lo que quiero decir, pero si alguien me lo pude aclarar se lo agradecería
Feliz Navidad.

Jorge P dijo...

Antes que nada, Feliz Navidad, Angel Luis.

Después, respondiendo a tus preguntas:

1. Como dije en el punto 7, hasta donde sé, la situación era sobradamente conocida por toda la Comunidad. Creo que todas sabían que estaba en revisión por Roma el definitivo encaje jurídico de la comunidad de Lerma-La Aguilera ya que delante de la comunidad yo mismo lo oí contar a sor Verónica.

2. Hasta donde sé, no ha habido ninguna que haya pedido continuar como antes. De todas formas, está perfectamente previsto (ver la segunda entrada sobre Iesu Communio) que quien quiera pueda continuar siendo clarisa.

Espero haber aclarado estas dudas.

Muchas gracias,

Angel Luis dijo...

Te agradezco la aclaracion Jorge P. porque has captado perfectamente lo que intentaba saber.Por otra parte solo dar Gracias a Dios por la existencia de este blog que a diferencia de otros me parece que es util e informa adecuadamente y con seriedad tanto de este como de otros temas.
Paz y Bien.

Guadalupe dijo...

¡PAZ Y BIEN! CONOZCO A LAS MONJAS DE LERMA HACE APROX. 6 AÑOS, CUANDO MI MEJOR AMIGA ME LLEVÓ A CONOCERLAS. AHORA ELLA, MI SOBRINA Y VARIAS AMIGAS ESTÁN EN LA AGUILERA.SU FELICIDAD ES CONTAGIOSA,NO SÉ DE NADIE QUE HAYA ESTADO ALLÍ Y SE QUEDE IGUAL QUE ANTES DE ENTRAR.EL "CAMBIO" ME SORPRENDE Y NO ME SORPRENDE: SE TOCABA CON LAS MANOS QUE ERA UNA COMUNIDAD DIFERENTE Y AHORA HAN ENCONTRADO SU SITITO DEFINITIVO EN LA IGLESIA. LO QUE ME DA TRANQUILIDAD ES QUE TODO EL CAMINO LO HAN HECHO DE RODILLAS ANTE DIOS, YENDO DÓCILMENTE DE SU MANO.

Jorge P dijo...

Gracias Guadalupe. Das en el clavo: de rodillas y asumiendo siempre la voluntad de Dios. Ahí está la clave.

Fonturbel dijo...

Gracias desde el corazón. Enhorabuena a todas las que han encontrado a Jesús y brindan este encuentro a todos los jóvenes que buscan a Dios. Me emocioné al ver la imagen de las religiosas el domingo en la portada de La Razón. Era todo un testimonio de alegría, de sencillez, de belleza.
Que Dios os bendiga siempre, porque quereros, os quiere a rabiar. Un abrazo inmenso. Sofía desde Terrassa

Anónimo dijo...

Ayer tuve el placer de visitar a estas hermana y de disfrutar de su alegría de vivir. Me alegro mucho por ellas, que hayan encontrado su lugar en la vida, dedicada a Dios a tiempo completo. Sean todas muy felices.