La izquierda totalitaria, fue sincera unos pocos años. |
Una de las herencias que nos deja el gobierno de Zapatero que hemos tenido que soportar estos siete -larguísimos- años es la vuelta de tuerca a la manipulación histérica de la historia, en especial de lo referente a la Guerra Civil (de Liberación, tendría que matizar) y al gobierno de Franco durante casi cuarenta años. Salvo honradas y muy dignas excepciones, la reacción del adormecido pueblo español ha sido la indiferencia, la trágala, cuando no la aceptación del falseamiento de la realidad.
Viene esto a cuento de un fenomenal artículo publicado en RenL sobre la "represión" franquista en un pueblo de La Mancha del que algo me honro en conocer: Alcázar de San Juan. Al parecer, el Patronato Municipal de (in)cultura viene exhibiendo un trabajo demencial sobre la referida represión en Alcázar. En fin, lean Uds. el artículo y saldrán de dudas, pero aprovecho y cuento un trozo pequeño de mi historia familiar, ni mejor ni peor que otras, pero elocuente al menos:
Tanto mi padre como mi abuela son de Alcázar y mi abuelo, aunque del pueblo de al lado -Campo de Criptana- también vivió en Alcázar toda su vida. Mis abuelos paternos eran de condición humilde. Ella de una familia muy católica -y lo sigue siendo. Él no tanto: por lo que me han contado, mi abuelo aprendió su oficio y a escribir, gracias a algunas actividades que hacía el Partido Comunista con obreros. Sin embargo, como recuerda mi abuela, ya desde que eran novios nunca levantaron el brazo con el puño ni con la palma abierta: ni cuando pasaban camiones cantando la Internacional ni lo mismo con el Cara al Sol. Hasta salían corriendo para no verse en tal tesitura. El caso es que mi abuelo hubo de marchar a la guerra. Con los republicanos, claro, aunque la historia familiar dice que por su oficio le destinaron a cavar, preparar y construir trincheras. Así, hasta que finalizada la guerra se volvió "a pata" hasta el pueblo, donde fue encarcelado por razones obvias.
Finalmente, mi abuelo salió al poco de la cárcel, es verdad que por influencia de un familiar directo de mi abuela, Camisa Vieja de Falange. Después, o por aquel entonces, vino lo del dinero: según me ha contado mi abuela, de la noche a la mañana (o quizás así fue para los que tenían escasos medios informativos), el dinero de la República dejó de valer y el poco dinero que tenían, por tanto, se esfumó. A esto habría que añadir que mi abuela fue huérfana de padre a los 9 años, por lo que desde entonces ya trabajaba en una fábrica, hasta la guerra.
Pues bien, y resumo: gracias a una subvención nacional, se pudieron casar mis abuelos, se fueron de viaje de novios a Ciudad Real y, al volver, vivieron unos pocos años en casa de un familiar. Trabajando mucho, de ferroviario por el día, del albañil por la noche -y viceversa- se construyeron su propia casa, sin hipotecas de por vida ni gaitas. Mi padre y su hermano -mi tío- estudiaron carrera universitaria. Mi padre, obvio, se casó con mi madre, de una posición social muy diferente, y todos los nietos tenemos carrera. Digo esto para reflejar -para quien lo quiera entender- cómo le fueron las cosas a un "vencido" durante la "represión franquista". Ni que decir tiene que mi abuelo acabó viendo con buenos ojos el gobierno del General Franco y cuando se murió, en 1992, lo hizo viendo y consciente de una España que se pudría por la corrupción y la crisis económica bajo el gobierno socialista de Felipe González.
Esto es una parte, personal, subjetiva, de lo que ocurrió aquellos años. Pero es lo que ocurrió. Sobre el cómo vivió mi abuela paterna la guerra, otro día. Del lado materno, mucho que contar también. De cómo mi abuela materna vivió el fin de la guerra en Barcelona y la entrada de las tropas nacionales en la Ciudad Condal. O cómo mi tío abuelo -hermano de mi abuelo-, médico, se pasó al bando nacional donde murió en Ciudad Universitaria. Y cómo no, la entrada que debo al libro que acaba de publicar mi abuelo materno: La Guerra en Cuenca (crónica urgente de la Guerra Civil de 1936). Un libro del que intentaré hablar largo y extenso. De momento, dejo este crónica de un diario regional.
2 comentarios:
Lo que has contado sí que es memoria histórica.
Muchas gracias. Ante la ideología, la verdad.
Saludos
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