Una de las causas de la decadencia española en los últimos dos siglos, producto natural del auge de las ideologías sobre la Nación, es la pérdida en el horizonte de lo que Vázquez de Mella llamó los "dogmas nacionales"; y es que con la ruptura de la unidad espiritual que supusieron los partidos políticos parlamentaristas se perdió también la referencia única en nuestra proyección exterior como Patria. No tener un camino claro ha sido, sin duda, una causa del descarrilamiento.
Los tres dogmas, objetivos, camino o como queráis llamarlo son, y serán siempre que España sea España, el eje sobre el que debe pilotar nuestra política internacional: Gibraltar, Portugal y América. Y es que, para Vázquez Mella, "restaurados nuestro poderío y nuestra Nación, podríamos dirigirnos a los Estados americanos, que hemos amasado con nuestra sangre, a los cuales hemos infundido nuestra civilización, y fundar con ellos un Imperio espiritual, diplomático y mercantil, en pie de igualdad, y volverían a resurgir a la vida de la Patria aquellos dieciocho Estados que hablan nuestra lengua con una confederación tácita; y vendrían a agruparse alrededor de nuestra bandera. Y todo eso, que son los tres ideales de España, los tres objetivos de nuestra política internacional -el dominio del Estrecho, la federación con Portugal y la confederación tácita con los Estados americanos-, ¿quién lo ha negado?, ¿quién lo ha destruido? (...): Inglaterra."*
La cuestión de Gibraltar es una de las cuestiones que aún hoy, si bien ingenuamente, todavía perduran de alguna forma en lo sano del ser español. ¿Quién no habrá gritado, sea en tono jocoso, alguna vez lo de ¡Gibraltar español!? Todavía recuerdo el cabreo que se cogió mi abuelo materno, que hizo el servicio militar en San Roque, cuando un tío mío, de vacaciones hace pocos años, visitó con su familia Gibraltar. Prácticamente como algo personal. Y es que "Nosotros, como decía Floridablanca, tenemos clavada la espina de Gibraltar: pero ¿no es nada más que Gibraltar? Yo sé que un embajador inglés, presentando un plano de Gibraltar, exigió de España (y está concedida esta exigencia) que, trazando una circunferencia, cuyo centro sería el Castillo del Moro, de Gibraltar, abarcase unos quince kilómetros dentro de los cuales España no podría fortificar ni emplazar una batería o el más insignificante fuerte que pudiera amenazar la plaza, sin que Inglaterra lo considerase como casus belli; de modo que no es la plaza y el Peñón de Gibraltar, son trece kilómetros de territorio español los que están sojuzgados por otra potencia. Nuestra soberanía está limitada y enfeudada (...). Y hoy, cuando se habla de estas cosas, siempre se cita y se señala a Gibraltar, y este es un grave error. No se trata sólo de la plaza de Gibraltar; se plantea muy mal la cuestión: se trata de la soberanía sobre el Estrecho de Gibraltar".*
Y es que, de una y otra manera, Gibraltar está presente en lo que somos los españoles, y hasta podría decirse que sirve de reclamo de audiencia para algo nada sospechoso como el putrefacto negocio televisivo. ¿A quién no se le esboza una gran sonrisa al ver esto?:
Sin embargo, ya en serio, sobre Inglaterra, "Recorred su historia, miradla con relación a España, y veréis que, para dominarla y dividirla, no empieza por Gibraltar ni por el estrecho: empieza por Portugal"*.
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* D. Juan Vázquez de Mella, discurso en el Teatro de la Zarzuela el 31 de mayo de 1915.
3 comentarios:
¡GIBRALTAR ESPAÑOL!
Y que ¡Viva España!
Me parece muy interesante esta serie que planteas sobre nuestra politica exterior. Mi primera conclusion es que no existe un programa de accion ni una estrategia nacional definida.
La apuesta fundamental deberia ser precisamente "mas hispanidad", mucho mas ahora que se observa claramente que nuestro idioma tiene mas futuro que el ingles.
Por cierto, queda muy patente ahora el error estrategico y economico de haber abandonado el Sahara. Cada dia aparecen mas recursos vitales. Una pena!
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